- Mantener las manos unidas y realizar grandes círculos por delante del cuerpo
- Dar palmadas por encima de la cabeza y en los muslos
- Colocar las manos alternativamente en el pecho y detrás de la cabeza
- Levantar el cuerpo de la silla con las manos apoyadas en el asiento.
Aunque el ejercicio comience a practicarse a los sesenta años, ofrece una aumento en la expectativa de vida de al menos uno o dos años, así como una mejor calidad de su existencia y una mayor independecia de sus funciones. Hasta los ancianos que se encuentren limitados a permanecer en una silla pueden beneficiarse de unos ejercicios sencillos y libres de riesgos, como, por ejemplo:
Por otra parte, hay que tener en cuenta el riesgo de caídas durante el ejercicio, cuya causa, aparte del estado general del anciano, puede venir determinada por una ropa no apropiada o por el uso de un calzado inadecuado. Además, hay que vigilar el clima en el cual se realice la actividad, evitando que sea excesivamente cálido o frío.