1. Póngase de pie sobre el rodillo. Respire a un ritmo constante. Manteniendo el rodillo bajo los pies, recorra la habitación dando pequeños pasos. Mantenga el abdomen metido para contribuir a guardar el equilibrio.
2. Colóquese sobre el rodillo con un pie y deje el otro colgando por delante, manteniendo las rodillas levemente flexionadas. Si necesita apoyo, colóquese junto a una pared. Mantenga el equilibrio durante tres respiraciones completas. Comience a mover la pierna libre en todas las direcciones alárgandola hacia delante, el lado y hacia atrás. Luego cambie de pierna. Recuerde mantener el ombligo apretado.