El acoso escolar o «bullying» y como consecuencia de esto, el suicidio

Por Pedirayudas @Pedirayudas

Las razones que llevan a los niños a suicidarse son muy diferentes de aquellas que motivan a los adultos.
En los casos de bullying, favorece que exista una cierta psicovulnerabilidad del niño, de tal manera que ciertos factores de estrés pueden generar un gran impacto en los menores en los que la capacidad de afrontamiento del estrés es limitada.

En recientes trabajos se ha podido constatar que las víctimas de acoso tienen un riesgo cuatro veces superior de experimentar ideas de suicidio que los que no lo sufren. El suicidio es ahora la segunda causa más común de muerte entre los jóvenes de entre 10 y 24 años.

Los menores que son víctimas de bullying tienen 2,23 veces más riesgo de padecer ideaciones suicidas y 2,55 veces más riesgo de realizar intentos de suicido que aquellos que no lo han sufrido.

En el caso del ciberacoso, el impacto es todavía mayor. Incluso los adolescentes perpetradores de ciberbullying tienen un mayor riesgo de manifestar ideaciones y comportamientos suicidas, aunque en menor medida que las víctimas.

¿Cómo se pueden afrontar este tipo de situaciones?

Únicamente educando. Para educar, estamos todos implicados: familias, sistema educativo, sistema sanitario, políticos y sociedad en general. En los colegios e institutos debería de haber una figura que se encargue de gestionar estos casos, como puede ser un mediador.

Sobre todo, dejando de pensar que son cosas de niños y que lo arreglaran con el tiempo.

Estrategia de Salud Mental

Para ello, por parte del Ministerio de Sanidad, se ha creado Estrategia de Salud Mental, elaborando un documento consensuado entre profesionales de diversos sectores y asociaciones de familiares y enfermos denominado Detección Temprana, Tratamiento y Prevención de la Reincidencia de las Tentativas de Suicidio.

El bullying y como consecuencia de esto, el suicidio es un problema real que existe en la sociedad y en el que no hay que mirar hacia otro lado, sino que hay que crear programas efectivos y reales para combatir estas situaciones.

Ruptura emocional y psicológica

Cuando existe un suicidio supone una ruptura emocional y psicológica no solo de la familia sino del entorno, e incluso ha supuesto anteriormente un desgaste emocional y psicológico de la víctima que ha desembocado en este desenlace.

En otros casos, cuando se ha tenido una prevención precoz con lo que no ha ocurrido un suicidio. Ese menor tiene unas consecuencias psicológicas que sino son tratadas por parte de un profesional puede acarrear problemas psicológicos en un futuro como es la autoestima o los daños emocionales.

De hecho si este tipo de situaciones no se tratan correctamente en su vida adulta presentaran fobia social y miedo a afrontar situaciones que conlleven una exposición pública.

En definitiva, es necesario la evaluación periódica, precoz, temprana, ya que sería el camino para identificar de forma anticipada y cortar de raíz estas situaciones.