El activismo como imperativo moral

Por Luistovar



Mi intención en este ensayo es defender la idea de que asumir el veganismo implica también realizar activismo; al igual que asumir el veganismo implica necesariamente dejar de participar en la explotación animal, dejando de apoyar, demandar y financiar el uso y consumo de animales.
Dispongo de varios argumentos que sostienen la defensa de esta tesis que quisiera exponer de manera concisa. Concretamente me apoyo en dos argumentos principales. Un argumento histórico, relacionado con la fundación del veganismo, y un argumento contextual, relacionado con nuestra situación en la sociedad.
El veganismo fue creado expresamente para terminar con la explotación animal. Ése es su sentido y no otro. Por tanto, si el veganismo fue fundado para abolir la explotación animal entonces no es coherente que nos denominemos veganos si no aportamos algún esfuerzo para erradicar la explotación de los animales. Si a lo único que nos dedicamos es a intentar evitar en todo lo posible nuestra participación en dicha explotación esto quizás debería denominarse más bien abstencionismo pero no es el veganismo tal y como fue concebido por sus fundadores.
Al vivir en esta sociedad seguimos involucrados en la explotación animal. Es imposible vivir en esta sociedad sin tener alguna relación, aunque sea indirecta o involuntaria, con la explotación de los animales. Luego si decidimos continuar viviendo en esta sociedad, hemos contraído un deber de poner nuestros esfuerzos en reformar esta sociedad hacia el veganismo. Para librarnos de cualquier participación nuestra en la explotación animal deberíamos abandonar la sociedad humana y marchar a un territorio independiente. Si no vamos a hacer esto entonces tenemos el deber de esforzarnos para conseguir la explotación animal sea abolida aquí. El mal en el que seguimos involucrados debemos compensarlo con un bien.
Ahora bien, la necesidad del activismo no significa que todo activismo sea correcto por el solo hecho de ser activismo. El activismo puede ser malo o bueno; puede ser útil o inútil. El activismo en sí mismo no implica que sea bueno, útil o beneficioso. Quienes estamos de acuerdo con el enfoque abolicionista abogamos por un activismo educacional y noviolento. No apoyamos activismo que consista en reformar la explotación animal, o que busque atacar a los centros de explotación animal o a los propios explotadores —quienes por cierto son todos aquellos que participan en la explotación animal y no sólo quienes se dedican profesionalmente a ello. Rechazamos estas formas de afrontar el problema.

Cualquier iniciativa educacional que hagamos para motivar a que la gente reflexione sobre la moralidad de su relación con los animales es activismo. La mayoría de veganos pueden promover el veganismo. Es algo muy sencillo. Sólo requiere difundir información a través de las redes sociales; hablar con nuestros amigos, familiares, conocidos; participar en algún grupo local que promueva el veganismo por las calles y centros sociales. Esto es el activismo educacional.

Obviamente no no incluyo a personas que padezcan algún trastorno de salud que realmente les impida hacer activismo sino que refiero al grueso de la población vegana. La gran mayoría de veganos está capacitados para difundir el veganismo. Otra cosa es que prefieran no hacerlo o dedicar su energía a otra cosa.Sé que muchos veganos se sienten disgustados por las reacciones a menudo negativas de la gente. Por supuesto que es frustrante encontrarnos continuamente con reacciones de hostilidad o indiferencia en otras personas. Comprendo bien que esto genere frustración. Sin embargo, creo que no es una razón suficiente para dejar de hacer activismo.Para difundir el veganismo hay que estar preparado psicológicamente. Pero esta preparación es no es tan diferente de la necesitamos para afrontar nuestra vida diaria. Precisamente una de las características que distinguen al adulto de manera particular es la gestión de la frustración. Los niños gritan, lloran, se enrabietan, o caen en el mutismo absoluto, cuando se encuentran ante una frustración de sus deseos. Dejarnos vencer por la frustración sería un síntoma de infantilismo.Sé que hay veganos que son psicólogos diplomados y profesionales. Quizás ellos podrían organizar cursos y materiales para ayudar a otros veganos a gestionar mejor la frustración y otros inconvenientes a la hora de promover el veganismo, y dotarles de herramientas psicológicas para afrontar mejor los debates y situaciones controvertidas. El profesor Casey Taft, psicólogo clínico y activista vegano, publicó varios ensayos sobre el tema y algunos de ellos pueden leerse en este blog traducidos al español.

En este ensayo he expuesto dos argumentos. Hay un tercer argumento relacionado con la obligación de acatar principios morales. Este argumento sostiene que si los agentes morales tienen la obligación de actuar de determinada forma entonces nosotros, en tanto agentes morales, también estamos obligados a conseguir que los demás agentes morales acaten dichos principios morales; incluso con la potestad de obligarlos a ello si no lo hacen voluntariamente. Pero este argumento es bastante más complejo de elaborar y prefiero postergar su explicación para otro momento.