El ajo y la cebolla

Por Blogdefarmacia.com

Tanto la cebolla como el ajo son ricos en compuestos azufrados, que estimulan el páncreas y el hígado para facilitar la digestión de las grasas y reducen los niveles de colesterol LDL en la sangre, por lo que su consumo como condimento es altamente curativo de la hipercolesterolemia.

El ajo, más una medicina que un alimento, tiene la propiedad de fluidificar la sangre gracias a uno de sus compuestos, la adenosina, que previene la agrupación de las plaquetas en la sangre y por tanto el riesgo de ataques coronarios. De ahí que el consumo diario de uno o dos dientes sea un eficaz preventivo en caso de problemas de circulación sanguínea y corazón.

La mayoría de las personas toleran bien el ajo crudo, que es como ofrece sus mayores virtudes. Sin embargo, para los individuos de estómago sensible se ha demostrado que los ajos cocinados (sin llegar nunca a quemarse) descomponen

su principal componente, la alicina, en otros derivados también en parte beneficiosos. Por lo que otra forma de beneficiarse de sus efectos es añadirlo a sopas y cocidos.

En el tratamiento de la hipercolesterolemia resulta muy práctico el “extracto de ajo”, ya que basta con añadir unas gotas a un poco de agua en la comida y en la cena para obtener resultados sorprendentes. Para su confección, se pelan y trocean en lonchas finas dos cabezas de ajos. En un recipiente que pueda cerrarse herméticamente (frasco, botella…) se vierte un cuarto de litro de alcohol para licor o de aguardiente de buena calidad. Se deja reposar durante 10 días, agitando periódicamente, y se filtra con un paño de algodón exprimiendo bien las lonchas de los ajos.

Este preparado puede conservarse con todas su propiedades hasta 3 meses en el frigorífico y se pueden tomar 40 gotas en la comida y 40 en la cena.

La cebolla, pariente del ajo, puede consumirse también cruda en ensaladas o bien añadirse a otros platos cocinados, como sopas y caldos de verduras, a los que aporta su aroma además de sus notables propiedades anticolesterolémicas.