El albedo – ¿cuánto brilla su edificio?

Por Luissantalla

Esta pregunta se la podrían haber hecho a Rafael Viñoly, arquitecto del “Walkie Talkie” conocido por reflejar la luz del sol en su fachada cóncava y provocar daños por calor excesivo en calles que eran “foco” de su curvatura. Aunque generalmente no pensamos en que un edificio puede provocar este tipo de acciones, sí debemos conocer cómo son las superficies de los pavimentos y fachadas para que no produzcan deslumbramientos.

A continuación os cuento cómo funciona la reflexión de la luz natural en los materiales, contenido basado en la Guía de aplicación sobre la Calidad Ambiental en la Edificación para la Isla de Gran Canaria, aunque es exportable a cualquier zona.

Una parte importante de la luz natural que penetra en tu edificio procede de la reflexión en las superficies visibles del entorno, tanto de las verticales como de las horizontales. Esta fracción de luz natural reflejada tiene mayor importancia cuanto menor sea el ángulo de cielo visible desde los huecos, siendo crítica en al caso de patios y calles estrechas.

Los criterios de luminosidad de revestimientos verticales exteriores deberán ser compatibles con el diseño cromático y el control de la absorción térmica solar, y ser aplicados a todas las superficies próximas, incluidas las medianeras visibles aunque sean provisionales, a todos los tipos de patio, e incluso a tapias y cerramientos de parcelas.

Como referencia, se pueden considerar los siguientes valores orientativos de la reflectancia o albedo (%) de superficies naturales y artificiales:

Las fachadas de patios interiores y espacios exteriores relativamente estrechos, con una relación de obstrucción del cielo de altura (H) mayor que la separación (S), deben tener un coeficiente de reflexión (reflectancia) máximo, con revestimientos entre el blanco puro y colores muy claros (reflectancia entre 0.9 y 0.7).

Las fachadas a espacios exteriores relativamente anchos, con una relación de obstrucción del cielo de altura (H) menor que la separación (S), pueden tener una reflexión media-alta, con revestimientos de colores claros (reflectancia entre 0.7 y 0.5) para prevenir riesgos de deslumbramiento cuando reciban soleamiento directo.

La luminosidad de los revestimientos horizontales exteriores, además de ser compatible con el control de la absorción térmica solar, de importancia crítica en las cubiertas sobre espacios habitados, puede estar muy limitada por el control del deslumbramiento en el caso de pavimentos soleados.

Como criterio general, siempre que un revestimiento horizontal reciba soleamiento y sea visible desde arriba, debería tener una reflexión media-baja, con revestimientos de colores medio-oscuros (reflectancia entre 0.5 y 0.3), ya que permiten prevenir el molesto deslumbramiento procedente desde abajo. Por el contrario, en el caso de fondos de patio y otros espacios relativamente estrechos conviene utilizar revestimientos de muy alta reflectancia. Igual criterio se debe aplicar en los cuerpos volados de las fachadas
y parasoles de huecos para incrementar la penetración de la luz natural.

Por último, en el caso de edificaciones en el medio rural, hay que considerar su integración paisajística, aplicando criterios de camuflaje cromático en edificaciones aisladas en parajes naturales, con colores y texturas similares al entorno y generalmente de baja luminosidad.

Fuente

  • GUÍA DE APLICACIÓN • Calidad Ambiental en la Edificación para Las Palmas de Gran Canaria • Islas Canarias • Manuales de diseño
  • Fotografía destacada: Leon Neal