En las personas con Alzheimer la
integridad de la barrera hematoencefálica se ve comprometida debido a la
formación de lagunas en las células endoteliales habitualmente compactas. Esto
conduce a la acumulación de moléculas dañinas en el cerebro, lo que a su vez
produce inflamación del cerebro y reduce el flujo sanguíneo. La hipoxia
disminuye la capacidad de las neuronas para regular la química del cerebro, esto
causa inflamación cerebral y formación de placas beta-amiloides y
ovillos tau, las características distintivas del Alzheimer. Por lo tanto, la
degeneración de estos vasos sanguíneos en el cerebro puede formar un círculo
vicioso, que eventualmente resultará en la muerte celular masiva. El hecho de
que la enfermedad de Alzheimer puede ser causada por un flujo sanguíneo
deficiente al cerebro proviene de la genética. Los Investigadores de la
Universidad John Hopkins mostraron que las personas con el gen APOE4 tenían un
flujo sanguíneo cerebral reducido y utilizando ratones modificados con los genes humanos APOE, mostraron que el APOE4 dio como resultado
daños en los capilares antes de que cualquier declive en la actividad de las
células cerebrales se hiciera evidente. Estos hallazgos respaldan la idea de
que las alteraciones del flujo sanguíneo es uno de los primeros cambios
en la enfermedad de Alzheimer. Esta teoría vascular de la enfermedad de
Alzheimer también puede explicar por qué las personas que tienen presión
arterial alta o que han tenido un accidente cerebrovascular son más propensas a
desarrollar la enfermedad. En un estudio
anterior de la Universidad de Rochester dieron un medicamento inmunosupresor
llamado ciclosporina a ratones con el gen APOE4 humano y mostraron que, después
de este tratamiento, se recuperaron los daños tempranos en los capilares y la
barrera hematoencefálica. Entre las nuevas opciones de tratamiento
farmacológico, la hipótesis vascular también enfatiza la importancia de
mantener una buena salud cardiovascular. La actividad física aumenta la
frecuencia cardíaca y el flujo sanguíneo al cerebro, lo que aumenta la
oxigenación y mejora la salud general de las células cerebrales. Este estudio
fue publicado en la revista Nature.