Ésta es una historia sobradamente conocida: el inesperado éxito (más de crítica que de taquilla, todo hay que decirlo; tampoco el perfil comercial del proyecto hacía prever otra cosa) que el director holandés Anton Corbijn, especializado en “material musical” (videoclips y similares), consiguiera con su anterior film, “Control” —biografía del mítico líder de Joy Division, Ian Curtis—, parece haberle abierto las puertas a producciones de otro fuste y enfoque. Y helo aquí, al mando de la “nave” de una producción como “El americano”, última película que llega a las pantallas españolas con el protagonismo (y casi huelga decir que ése se convierte en el reclamo principal para atraer al público a las salas) de una megaestrella del calibre de George Clooney, cuyo personaje, al igual que el que encarnara en su anterior éxito, “Up in the air”, y bajo un perfil de carácter similar (hombre solitario, reservado y de cortos anclajes afectivos) también tiene como dedicación profesional la de la “depuración de plantillas” (aunque ahora, según cuenta la sinopsis argumental, dicha depuración ya no se limita a su despido, sino que es todavía más “profunda”...).
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* Apuntes sobre el cine que viene XLIX.-