Aprender cada día algo nuevo es una experiencia fascinante, que nos mantiene vivos, activos y con la mente oxigenada. Es como si nuestras neuronas vivieran permanentemente haciendo ejercicios aeróbicos. Y con esto aclaro, que el aprendizaje no se limita a lo que vemos en la escuela o la universidad, sino que abarca todo nuestro entorno.
Sacamos valiosas enseñanzas de las experiencias que vivimos, de las personas que se cruzan por nuestra vida, de los errores que cometemos y hasta de los que cometen otros. Lo importante en este proceso es tener la suficiente apertura mental para absorber estos conocimientos, de forma que los podamos aplicar a nuestra propia vida, para darle una mayor calidad a la misma, y al mismo tiempo, poner el aprendizaje adquirido al servicio de los demás.
Otro elemento esencial para poder aprender es tener humildad para admitir que no lo sabemos todo y que de cualquier persona podemos sacar una lección, sin importar su nivel educativo, condición social, edad, raza o credo. Hace un tiempo leí una frase, en la pantalla del cine, que decía "Todo el mundo es un maestro, si prestas atención". Quedé impactada por la realidad de tales palabras, pues cuantas han sido las veces que menospreciamos alguna palabra de sabiduría proveniente de alguien que quizá consideramos con menor nivel que nosotros.
Por favor, no nos cerremos las puertas al aprendizaje, en cualquiera de sus formas y sin importar de donde provenga. Es la única forma que tenemos de crecer como seres humanos, de seguir evolucionando, y de garantizar brindarle a nuestra sociedad un aporte que valga la pena.
Si has obtenido algún aprendizaje de una forma poco usual, me gustaría que intercambiáramos impresiones, así que te invito a dejarme comentarios sobre el tema.