Todos nos hemos sentido alguna vez sumergidos en un auténtico laberinto ante problemas que sentimos que nos superan. Probamos por aquí, por allá, consultamos a amigos, incluso, ante la desesperación podemos recurrir a personas a las que nunca hubiésemos pensado hacerlo. Sin embargo, dentro de nosotros existe un centro que tiene la mejor solución, que incluso es capaz de dar sentido a lo que nos ocurre y hacernos enriquecer con la experiencia: es nuestra propia sabiduría. El miedo, la duda, la indecisión y todos los estados emocionales que los acompañan nos impide ver el camino a esa sabiduría que nos pertenece por derecho propio.
- Las ramas, que representan la complejidad del problema –el laberinto-. El problema se siente atomizado, fractalizado, como lo están las ramas de cualquier árbol. - El tronco, que significa la síntesis esencial del problema: la auténtica comprensión del mismo en nuestra vida. - Las raíces, que se hunden en el terreno mental, creencias, que están alimentando el problema; si no lo cambiamos se puede volver a reproducir.
Ahora, querido lector, imagínate que quieres abrazar el árbol, ¿por dónde lo harías? Si lo intentas por las ramas no podrás abarcarlas a todas y además probablemente te pincharás – la dramatización del problema-. Por las raíces simplemente no tienes acceso- el problema en su parte inconsciente- El tronco es la parte adecuada, no sólo lo puedes abarcar, sino que por él pasa toda la sabia -la esencia del problema-.
¿Cómo lo ves …te atreves a probarlo …? Es fácil, sencillo, no necesitas recurrir a nadie, ni gastar tu dinero, tan solo has de imaginar … imaginar que eres quien realmente eres: un ser sabio Para hacer tuya esta poderosaherramienta es necesario que con tu propia creatividad le vayas dando tu sello personal. Los resultados te pueden sorprender y … además, hay un premio extra, más allá de haber salido del laberinto, empezar a confiar en tu propia sabiduría. Ya me contarás …