El arte de colgar un cuadro

Por Elisa @elizzaflow

Colgar un cuadro es una tarea que todos hemos hecho alguna vez. Decorar nuestra habitación o la casa es una actividad, placentera para unos y engorrosa para otros, al alcance de casi todo el mundo. Sin embargo, pocos se paran a pensar si lo están realizando correctamente. Hace unos años, el periódico estadounidense The Wall Street Journal publicó un artículo en el que decía "el arte es placentero de mirar pero complicado de colgar". Al parecer, la mayoría de la gente no nos paramos a medir distancias, no centramos y, simplemente, elegimos a ojo o al azar la ubicación de nuestras pinturas o fotografías.

Altura, proporción, nivel y medidas

Colgar un cuadro también es un arte, que exige ciertas normas a tener en cuenta. En primer lugar, hemos de procurar que el centro de la pieza se halle ligeramente por encima de la altura de los ojos. Evidentemente, no todas las personas miden lo mismo, pero siempre puede tomarse como referencia la estatura media (1,76 metros en España). No obstante, si el cuadro mide más de 75 centímetros de alto, el centro debería quedar levemente por debajo del nivel de los ojos.

Por otra parte, también es crucial que no exista una desproporción entre las dimensiones del cuadro y las de la pared. Está en juego la sensación de equilibrio visual, que se rompería si omitiésemos esta regla. Por tanto, si tenemos paredes pequeñas, lo aconsejable es colgar cuadros más pequeños, sin que lleguen a ser ridículos. Las paredes amplias son adecuadas para cuadros de gran tamaño o para conjuntos de piezas.

Para evitar cuadros mal colocados o torcidos, la solución ideal es emplear un nivel de burbuja. Además, hemos de medir siempre desde el suelo y no desde el techo.

Si optamos por colgar un grupo de cuadros de idénticas medidas, éstos deben reunirse en torno a un único punto central y el espacio entre ellos (entrecalle) ha de ser el mismo. En el caso de grupos de cuadros de distintos tamaños, se debe procurar alcanzar un conjunto visual en forma de rectángulo o de óvalo. En cualquier caso, nunca está de más hacer previamente pruebas con papel, material que permite hacer cambios hasta dar con la composición que más se ajuste a nuestro gusto. Otro truco es colocar los cuadros en el suelo para encontrar la distribución ideal.

Los conjuntos de cuadros pueden ser distribuidos de distintas formas: simétricamente, en línea, por radiación, en un zócalo etc.

En el caso de los trípticos, también debe ponerse un cuidado especial en las distancias de separación. Las tres piezas han de estar suficientemente separadas para ser visibles, pero igualmente juntas para poder contemplar la obra en su integridad. Lo ideal es que medien no menos de 5 centímetros ni más de 8.

Colgar un cuadro es una operación que se complica sustancialmente si existen más elementos en el lienzo de pared. Imaginemos que debemos ubicar pinturas o fotografías junto a muebles, por ejemplo. La primera regla a seguir es que la anchura del cuadro que situemos por encima de la cómoda, de la mesa o del sillón no sea superior a la del mueble en cuestión. Los expertos estiman que el cuadro no debe sobrepasar más del 80 por ciento del ancho del mobiliario. Además, aquél debe situarse a entre 15 y 25 centímetros de distancia del mueble, en función de la altura de la estancia.

Una habitación luminosa es un lugar magnífico para exhibir obras de arte y colgar cuadros. No obstante, debemos vigilar que las pinturas o fotografías no queden expuestos a la luz del sol durante largos períodos de tiempo. No en vano, dicha circunstancia puede terminar degradando los colores. Por ello, es fundamental elegir correctamente el lugar o la pared adecuados para colgar nuestros cuadros. En última instancia, éstos pueden enmarcarse con cristales especiales de conservación, que ayudan a bloquear los rayos ultravioleta.

Las obras de mayor importancia o valor deben ocupar un lugar preponderante y destacado, por ejemplo, una pared vacía. Otra alternativa de colocación es distribuir los cuadros por áreas o temáticas. Composiciones más o menos clásicas, personalmente me encantan las que forman árboles genealógicos... Os dejo una pequeña galería con conposiciones de cuadros:

Como siempre, el gusto del propietario es el elemento determinante a la hora de distribuir y colgar los cuadros en una habitación o salón. Sin embargo, es conveniente seguir ciertos criterios básicos, para que la composición final sea lo más brillante posible. En este sentido, es recomendable no atestar la estancia con infinidad de piezas. Nuestra casa no es una galería de arte, lo aconsejable es colgar pocos cuadros, crear puntos de atención contados, respetar un orden y generar áreas visuales bien definidas. Mezclar marcos, estilos o tamaños es buena idea, porque se trata de aportar personalidad y elegir por afinidad o valor sentimental, no sólo por estética.

En conclusión, colgar cuadros en nuestro hogar no es sólo una actividad de bricolaje frustrante y engorrosa. También puede ser una labor imaginativa, creativa y hasta enriquecedora, un arte en definitiva.