¡Cuánto tiempo sin publicar por aquí! Lo cierto es que no estamos muy activas por redes últimamente, pero nos resistimos a irnos, eso seguro... El motivo de esta publicación es enseñaros el cambio que le hemos dado a este rincón de uno de nuestros salones. Lo veíamos oscuro y un poco forzado por el hecho de haber colocado en él este armarito que, originariamente, estaba en el dormitorio de la otra casa de una de nosotras. Allí, esa de nosotras guardaba bolsos y zapatos y aquí y ahora, la cristalería... Desde el principio quisimos transformarlo, y ya dimos un primer paso cuando forramos la trasera con hojas de un viejo libro. Pero no era suficiente....
Así que, como este último sábado amaneció diluviando, la dueña del armario-vitrina se lio la manta a la cabeza y a pintar que se puso. Y lio que se monta cuando se trabaja dentro de casa, ¿verdad?
Se ha conservado el interior tal cual, con el papel vintage y la madera original en claro contraste con el blanco antiguo de fuera. Por cierto, se le ha dado pintura a la tiza para poder pintar el mueble directamente y armar el menor jaleo posible, se ha llevado tres manos y otra de barniz...
Y mirad.... Ha merecido la pena sin duda; el espacio ha cobrado luz, vida, alegría....¿No os parece?
¡Es que estamos muy contentas con el cambio!