El buscador de vida

Por Juanjogom @juanjogom

Año 2018, volcán de Mauna Kea, Hawaii. El más poderoso de todos los telescopios construidos por el hombre abre sus ojos con la intención de resolver muchas de las preguntas que hoy en día se plantea la astrofísica. Desde el periodo inflacionario justo después del Big-Bang hasta los componentes químicos de los objetos que orbitan en el cinturón de Kuiper. Desde la materia oscura hasta los supermasivos agujeros negros que reinan en los centros de las galaxias.

Pero The Thirty Meter Telescope (TMT), llamado así por su colosal espejo de 30 metros de diámetro, va a por un objetivo mucho más ambicioso.Quiere encontrar vida.

Este enorme ojo va a dirigir su mirada hacia los lugares más recónditos de nuestro cosmos con especial dedicación hacia los planetas situados más alla de nuestro sistema solar.

Su sistema llamado AO (óptica adaptativa) unido a su gran espejo permitirá tener mejores resoluciones que los telescopios espaciales actuales, reducidos en su apertura por motivos evidentes.

Vamos a la búsqueda de verdaderos oasis de vida en el universo. Buscamos planetas de tamaño terrestre, queremos saber si realmente son tan comunes como el telescopio espacial Kepler nos ha dejado entrever. Esta maravilla de la tecnología humana va a mirar en la franja óptica del espectro y en el cercano y medio infrarrojo.

Por primera vez en su historia, la humanidad quiere buscar señales de vida en las atmósferas de planetas situados a miles de años luz. Quiere saber si las zonas habitables de otras estrellas pueden generar lo que es tan común en nuestro planeta. Medir las temperaturas de dichos planetas, buscar componentes que nos sugieran una actividad biológica, buscar agua, materiales orgánicos, buscar la esencia de la vida.

Todos estos datos se combinarán con los obtenidos por el futuro telescopio espacial James Webb y con el extraordinario observatorio que la ESO planea construir en Chile, el EELT (European Extremely Large Telescope).

Nos han intentado frenar en nuestras ansias de investigar el universo. Han estado a punto de conseguirlo, han vaciado las arcas de numerosos proyectos y desviado fondos hasta la extenuación. Pero la sed de conocimiento de nuestra raza es insaciable. Si no es en nuestra década será en la siguiente, si no es con un proyecto será con otro. No pueden pararlos todos. Esta vez nos hemos lanzado hacia objetivos grandiosos, la llamada era demasiado fuerte.

Buscamos vida.