El Buscón. Francisco de Quevedo

Por Mientrasleo @MientrasleoS


     "Quien no hurta en el mundo, no vive. ¿Por qué piensas que los alguaciles y jueces nos aborrecen tanto? Unas veces nos destierran, otras nos azotan y otras nos cuelgan..., no lo puedo decir sin lágrimas (lloraba como un niño el buen viejo, acordándose de las que le habían batanado las costillas). Porque no querrían que donde están hubiese otros ladrones sino ellos y sus ministros. Mas de todo nos libró la buena astucia."
     Lo se, ha tocado clasicazo. De esos de lista escolar, obligada referencia, literatura española de principios del siglo XVII sobre la que parece estar todo dicho y un libro además que se comienza con bastante respeto. Hoy traigo a mi estantería virtual La vida del buscón llamado Don  Pablos, o El Buscón.
     Pablos es hijo de un barbero más ladrón que barbero y de una bruja. Pronto entra a trabajar como criado de su amigo Diego con el que comienza una vida de engaños, primero a su lado y luego junto a las personas que se va topando en su camino. De este modo llega incluso a la corte, pasa por la cárcel, se enamora, sigue con su vida de engaños... la historia de su vida. La del Buscón.
     La primera vez que se publicó oficialmente este libro fue en el año 1926 y se hizo sin el consentimiento del autor pese a que figuraba como tal en las copias. Se cree que usaron algunas copias manuscritas que llevaban un tiempo circulando. Lo cierto es, que pese a tener todos claro quien fue su autor, Quevedo jamás la reconoció como propia posiblemente para no tener problemas con la sombra de la Inquisición.
     Me costó decidirme a leer este libro, la novela picaresca hace que rápidamente nos venga a la mente El lazarillo de Tormes, y me daba bastante pereza repetir por muy clásico que fuera. Supongo que su corta extensión fue lo que más me animó y pronto me encontré con este librito estructurado en tres partes entre las manos. La primera parte nos habla de la infancia y la vida de Pablos con Diego hasta que se separan, entrando así en el segundo libro que nos contará su intención de regresar a casa para cobrar la herencia y sus primeros momentos en la vida del pillaje hasta llegar a la Corte, momento en que comienza la tercera y última parte llena de farsas y consecuencias y en la que se incluye el amor.
     Tengo que decir que pese al tiempo transcurrido la obra se lee con facilidad, su lenguaje no es demasiado enrevesado teniendo en cuenta los siglos que nos separan y pronto se le coge el ritmo. Es además un libro bastante rápido en el que la sociedad de la época viene reflejada en una ironía que llega al extremo, tanto en el sarcasmo como en las descripciones. Pocas cosas escapan de la pluma de Quevedo que nos habla de las apariencias, los estratos sociales diferenciados, las mentiras, los bajos fondos y los no tan bajos y, como no, de la Inquisición. Para Quevedo no hay miseria, hay protomisera, hay aventuras, chascarrillos y también hay, si me permitís la expresión, bastante "mala leche". Seguramente ese sea el motivo por el que incluso hoy siga provocando sonrisas.
     Esta vez tengo que decir que no ha sido una mala experiencia y que, sin ser ningún reto de esos que tanto os admiro y me resisto a apuntarme supongo que por miedo escénico, me gustaría ir leyendo poco a poco todos estos grandes clásicos literarios. No por imprescindibles o por el nombre que los firma, sino simplemente por conocer un poco más la literatura que me otorga tantas horas de placer delante de las páginas de un libro. Y vosotros, ¿os gusta leer algún clásico de estos que se escriben con mayúsculas de vez en cuando?
     Gracias
     PD. Al menos esta vez no tengo que recordar una versión zombi del clásico como ya me pasó con Lazarillo de Tormes. ¿Os suena raro? mirad aquí.