Elena, que es quién me lo ha encargado quería algo azul, encontré una mantita polar en azul pero el tono de azul era chillón y no me gustó, me decanté por el blanco, con el blanco siempre se acierta. Azul sería el color sobre el que aplicaría el caballo. Lo planteé sobre un cuadrante de 43 cm x 43 cm y me dí cuenta que pedía un camino, ese camino vino resuelto con esa tela de hojas medio secas y para poner el nombre del destinatario, pensé que usaría los banderines que tanto se ven en la red, uno por cada letra del nombre del niño al que va destinado.
Las riendas del caballo están hechas con seis cabos de lana fina que he trenzado y dejado por fuera.El nombre de Carlos está bordado a punto de tallo.La aplicación está hecha a máquina, menos los ojos, el contorno de los ojos, los hocicos y el estribo que está hecho a mano a festón.
Suelo ser muy crítica con mis trabajos, en ésta ocasión os puedo decir que me siento realmente satisfecha del resultado obtenido. El diseño del caballo no es mio, las banderolas están más que vistas en otros trabajos, pero la suma de unas ideas más otras, si son de mi cosecha y el resultado final si es mio y me siento feliz por la labor realizada.
Espero que Elena triunfe con el regalo, que Carlos lo disfrute cuando sea más mayor y que los papás de Carlos sepan apreciar el presente.
Por el momento ésto es todo.
Adios, adios....
Mavi.