El Cabaret De Los Hombres Perdidos, Auge y Caída de Dicky Tetera

Por Jonathan Fernández
Me surgió la oportunidad de asistir al estreno de El Cabaret De Los Hombres Perdidos, en la Sala Verde de Los Teatros Del Canal que ultimamente parece mi segunda casa, y la verdad es que ni me lo planteé. No sabía practicamente nada de la producción, salvo que había recibido varios premios en Argentina, que se trataba de un cabaret y que prometía ser un espectáculo fuerte y arriesgado.Así que en el que ya es mi segundo estreno de la temporada me acerqué al teatro, curioso y completamente virgen en cuanto a la estética, argumento y música de la producción que iba a ver. Normalmente nunca me ocurre, y siempre llevo los deberes hechos, pero en este caso no. Hacía mucho que no asistía a una representación sin saber muy bien que iba a presenciar, y la verdad es que el factor sorpresa está bien, pero yo disfruto mucho de los días antes de ver un espectáculo, documentándome sobre el, y viendo material del mismo.De esta producción no hay casi nada, y mucho menos del montaje español, así que os puedo decir que sé muy poco de la función, de como se gestó, y de la fama que arrastra.

Antes de empezar la crítica quiero decir algo que ayer se me ocurrió al finalizar la función, y que viene como anillo al dedo para este espectáculo:

Que difícil es el oficio de actor, y que difícil es defender según que  cosas. Si hay algo digno de admiración, son aquellos actores que consiguen sacar algo de donde no hay, y eso solo se consigue con dos cosas, talento y trabajo.



El Cabaret De Los Hombres Perdidos es un texto tramposo, y lo de tramposo no lo digo solo porque no es un cabaret, ya que se trata de una obra de teatro musical que tiene varios problemas muy notorios. El texto viene firmado por Cristian Simeón, y voy a explicar el porque de mi decepción. Si hay algo que no me gusta es la petulancia, y en el teatro, si me leéis, sabéis que una de las cosas que mas valoro es la honestidad, y en este texto, se vende una cosa, se cuenta otra, se disfraza de algo que no es, para finalmente quedar todo en un ejercicio de vacuidad, que me hizo recordar una frase que se dice en una zarzuela, "era muy poco el muerto, para tanto luto"Este Cabaret nos vende humo, envuelto en un artificioso y vacío papel de celofán que a mi no me la dio, por mucho que enrevesemos las situaciones, por mucho que las vistamos de simbologías un tanto pedestres y en algunos casos poco justificadas, al final nos queda la verdad desnuda, y esa verdad está en que no hay practicamente nada que contar.No tengo nada en contra del teatro de evasión, me encanta, la alegre frivolidad me vuelve loco, y soy de la opinión de que al teatro no hay porque ir a pensar, sino también a divertirse.Disfrazar algo tan visto y tan simple como es el vive el momento, en un juego en algunos momentos cultureta, presuntamente escandaloso, y profundamente pretencioso, me carga un poquito. Y si ya para rematar la cuestión, en el último número de la función le cantamos al público el mensaje de la misma, porque en su ceguera no son capaces de entender lo que han visto, entonces apaga y vámonos.La historia que nos cuenta es una fábula ciertamente inspirada en el Cuento De Navidad de Dickens, en el que un personaje que está pasando por grandes dificultades personales, se encuentra con su destino, para que le cuente como va a ser su futuro, aunque al final se nos deja claro que el destino nos lo marcamos nosotros mismos.Musicalmente la obra es mas interesante, ya que se homenajea y parodia al género musical y sus autores con gran tino, en una partitura inspirada, de ciertas dificultades, y con momentos realmente brillantes. La música viene firmada por Patrick Laviosa.

Vayamos con el elenco, un elenco que luchan como jabatos para sacar adelante lo que tienen entre manos, y que sin duda es la baza de la función.

Cayetano Fernández, como DickyMas que correcto en un difícil personaje, que es el hilo conductor de la historia. Este torturado Dicky, Fernández lo lleva a cabo de forma muy atinada, dando exactamente lo que el personaje requiere. De efébica apariencia, y mas que solventes aptitudes artísticas, Fernández sirve una valiente interpretación cargada de matices, y con momentos de gran emotividad que me resultaron la mar de estimulantes. Vocalmente está perfecto con una bonita voz, bastante grande y afinadísima, que transmite mucho cuando la utiliza.Reconozco que me gusta mucho este actor, que no me pasó desapercibido en Pluto, y que pienso que tiene mucho que contar en el mundo de los musicales. Tiempo al tiempo.Ferrán González, como Lullaby.González es un gran artista, al que ya he visto trabajar en varias producciones musicales, y que siempre cumple, su ductilidad como actor, y sus dotes como cantante netamente del género, son sus dos grandes bazas. Lullaby es un personaje de gran complicación, se trata de un transexual que González, trata con gran mimo y respeto, de suave y efectista comicidad, y una expresividad corporal, mas que notoria.De gran presencia, sirvió momentos muy brillantes con mucho empaque, siendo el cenit, el momento en el que Lullaby interpreta una canción ante un micrófono de pie, que se ve perfectamente arropada por luces y escenografía. González saca todo el jugo a uno de los bombones de la obra, y es un auténtico robaescenas, que no pasa desapercibido en ningún momento.Armando Pita, como Tatuador.Le ha tocado a Pita el personaje mas desagradecido de la función, pero siendo como es un artista muy curtido, sabe encaminar a buen puerto gracias a su poderosa voz, y su versatilidad como actor. Su canción principal fue sin duda uno de los momentos de la función, y todos y cada uno de los pequeños personajes que lleva a cabo dentro del espectáculo están interpretados de forma impoluta, sin que nada nos chirríe.Ignasi Vidal, como Dédé.Fantástico, en un bombón envenenado, ya que el Destino de Dicky, es un personaje de gran dificultad, y que requiere de un actor sólido como Vidal, y con el suficiente descaro, para que funcione como en este caso ocurre. Vidal sale a matar y lo consigue, merendándose al respetable, por su fuerza y sentido del humor. Luce poderío vocal desde el minuto uno, algo a lo que nos tiene acostumbrados a los aficionados, y consigue momentos de gran altura interpretativa. Si me quedo con algo, es su magnífica composición de una diva venida a menos, en una mezcla del Sunset Boulevard de Webber, Liza Minelli y Mary Santpere, que me supo a gloria.Vidal está de lujo y es uno de los sustentos de la función, ya que dota de gran fuerza a todas sus intervenciones, importantísimas para el avance del espectáculo.


Vayamos ahora con la dirección escénica.
Victor Conde, firma la producción. Conde patina por varios motivos, siendo el mas importante y el mas preocupante, lo deslavazado que está el espectáculo, en una sucesión de escenas, no redondeadas del todo, y que funcionan de forma muy distinta dependiendo del momento, y que no acaban de cuajar como conjunto. Otro problema es el desangeladísimo principio del espectáculo, que no permite que el espectador se meta en la función, costando el arranque de la misma. Si a esto le añadimos, que las primeras escenas, están un poco confusas, y en general poco aseadas, pues todavía le cuesta mas el despegue. Un buen principio y un buen final de obra, hacen que lo que ocurre en el medio de la función, en caso de no gustarnos, parezca menos malo. El poco afortunado inicio lastra mucho la representación y el trabajo de los actores.
He de decir que por otra parte, hay momentos de gran fuerza visual, que si estuvieran bien integrados en el conjunto redondearía la función de forma mas que correcta, pero que dado las carencias que arriba narro, no acaban de salvar al espectáculo.
El tratamiento del texto es igual de irregular ,con unos gags que no acaban de funcionar, y unas simbologías no del todo justificadas, que para ser justos, desconozco si vienen de serie con la producción o son fruto del equipo creativo español.

En resumen, un propuesta fallida, que se salva por el titánico empeño de sus actores, que saben muy bien donde están metidos, y que con otro elenco sería completamente indefendible. Reconozco la valentía de la producción, y entiendo que como musical alternativo, puede tener su interés. A mi personalmente no me llegó en ningún momento, aunque ya se sabe que esto es una cuestión de gustos, y que posiblemente el equivocado sea yo. Si vais a verlo, os agradecería mucho vuestra opinión.

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