La vida es muy dura, el camino que debemos recorrer es largo, sinuoso, lleno de baches, hoyos, zarzales espinosos... que nos hacen caer, tropezar y nos arañan.
A veces caminamos a ciegas, otras veces las lágrimas y el dolor nos impiden ver el camino o no es posible ver más allá de nuestra situación.
Pero hay que seguir adelante, a pesar de las caídas, de los tropiezos y de las heridas, porque es nuestra vida, la que nos ha tocado en suerte y la que debemos aprovechar.
Por eso, en ese arduo y duro camino, rodearemos los baches, saltaremos los hoyos y evitaremos los zarzales.
Seguiremos luchando para hacer ese camino de la vida más suave, relajado y un poco más fácil...
viviendo con intensidad los momentos agradables, disfrutando de cualquier detalle que nos haga más liviano nuestro pesado caminar y que nos inunde de agradables experiencias que queden en nuestra memoria para siempre.