Las enfermedades autoinflamatorias y, concretamente el CAPS o síndrome periódico asociado a la criopirina, una enfermedad rara que perjudica seriamente la calidad de vida del paciente y que resulta potencialmente mortal, han sido los principales temas tratados durante el 17º Congreso de la Sociedad Europea de Reumatología Pediátrica, que ha tenido lugar recientemente en Valencia, y que ha contado con la colaboración de Novartis.
Al Congreso han asistido diversos expertos nacionales e internacionales en este tipo de patologías catalogadas como raras, en el que se ha hecho una actualización en este tipo de enfermedades y donde se ha tratado de concienciar acerca del CAPS, y se han dado a conocer los últimos avances terapéuticos para su tratamiento. El CAPS es un conjunto de enfermedades raras autoinflamatorias y potencialmente mortales con síntomas debilitantes para el paciente, que hasta el momento no disponía de opciones terapéuticas aprobadas eficaces.
El Dr. Antonio Yagüe, de la Unidad de Inmunogenética del Hospital Clínic de Barcelona explica que, "Los síndromes CAPS son enfermedades minoritarias, cuyas descripciones clínicas son relativamente recientes. Estas dos circunstancias son probablemente las causantes de que estas patologías sean poco conocidas entre los facultativos médicos y resulten difíciles de diagnosticar".
Se estima que la probabilidad de que una persona padezca CAPS es de una entre un millón, lo que equivale a 6.500 pacientes en todo el mundo y a 2.500 en la Unión Europea2. Sin embargo, como consecuencia de la falta de diagnóstico o de los diagnósticos erróneos, sólo se ha informado oficialmente de la existencia de menos de 1.000 casos3 en todo el mundo.
"En España, tenemos conocimiento de unos 35 pacientes con CAPS, con gravedad clínica variable. No obstante, el número real de casos en nuestro país debe ser mayor, debido a la existencia de casos no diagnosticados. Un mayor conocimiento de esta patología facilitaría la detección de nuevos casos, lo que permitiría a los pacientes ser tratados adecuadamente", añade el Dr. Yagüe.
Los síntomas del CAPS son el resultado de la reacción del cuerpo a la inflamación y suelen presentarse en el nacimiento o en la infancia y se manifiestan a diario durante toda la vida de los pacientes. Entre sus diferentes manifestaciones se encuentran: fatiga debilitante, erupciones pronunciadas que presentan picor (urticaria), síntomas similares a los de la gripe que se producen de forma crónica, conjuntivitis, fiebre y escalofríos, dolores de cabeza, articulares y musculares.
Desde su perspectiva como experta internacional en el seguimiento de estos pacientes, la Dra. Helen Lachmann, del National Amyloidosis Centre de la University College London Medical School comenta que "los síntomas del CAPS son similares a los de la gripe pero afectan de manera crónica, influyendo en gran medida tanto la vida social como la vida laboral del paciente, que ve como su calidad de vida disminuye significativamente". Además, añade que "en un estudio realizado a adultos con CAPS leve, se observó que el 79% de ellos veían afectada su vida laboral debido a la enfermedad".
Esta patología está causada por una mutación del gen CIAS11, responsable de la producción de una proteína llamada criopirina. Esta proteína desempeña un papel relevante en el control de las defensas del organismo y en la regulación de las moléculas que le ayudan a luchar contra los invasores externos5. "Al ser una enfermedad genética, no es curable. Sin embargo, el CAPS es tratable y con los nuevos fármacos disponibles se consigue una gran mejoría en los síntomas, que permite a los pacientes disfrutar de un estilo de vida casi normal, y además ayudan a prevenir el daño permanente causado por la enfermedad", indica el Dr. Yagüe.
En palabras de la Dra. Lachmann, "es de vital importancia conseguir un diagnostico temprano del CAPS, ya que actualmente existen opciones terapéuticas altamente efectivas que además de controlar los síntomas de la enfermedad, previenen el desarrollo a largo plazo de las complicaciones del CAPS, incluyendo el riesgo de pérdida de audición y la aparición de la enfermedad renal en algunos adultos".
En este sentido, cada vez cogen más fuerza aquellos estudios destinados a probar la eficacia de medicamentos cuya función es bloquear o regular la producción de la IL-1B, pues no sólo se centran en aliviar parcialmente los síntomas, si no que actúan directamente sobre la causa subyacente de la inflamación causada por el CAPS.
Canakinumab (ACZ885) es un anticuerpo monoclonal completamente humano que representa un avance terapéutico importante en el tratamiento de de un amplio espectro de enfermedades inflamatorias en las que la producción excesiva de IL-1B desempeña un papel fundamental.
--En los estudios que se han realizado para investigar los efectos de canakinumab en pacientes con CAPS se ha observado que:
Canakinumab logró una remisión rápida y sostenida de los síntomas en un 97% de los pacientes. De todos ellos, la mayoría respondieron desde la primera inyección.
Los pacientes tratados con canakinumab alcanzaron una remisión clínica duradera y completa de sus síntomas durante un promedio de 115 días tras la administración de una única dosis.
En pacientes jóvenes, de 4 a 17 años, tras la administración de una única dosis, canakinumab proporcionó una remisión duradera de los síntomas de la inflamación durante un promedio de tiempo cercano a los 90 días.
Debido a la prolongada respuesta de canakinumab, los pacientes tan sólo necesitan repetir el tratamiento cada dos meses.
Más del 90% de los pacientes estudiados no mostraron reacciones dolorosas en la zona de inyección de canakinumab.
"Canakinumab presenta una eficacia ligeramente superior que la de otros bloqueantes de la IL-1B para el control de la enfermedad inflamatoria, y asocia asimismo una mayor comodidad de administración, ya que entre una dosis y la siguiente pueden pasar 8 semanas, cuando en el caso de otros bloqueantes este intervalo es de 24 horas o de una semana", señala el Dr. Yagüe. Además añade que "esta característica tiene una gran importancia, porque disminuye los efectos secundarios. Al mismo tiempo, la acción prolongada del fármaco disminuye la sensación de enfermedad que presentan los pacientes y redunda en su calidad de vida, así como en la de los padres y familiares".