Pero parece que no se entiende, o al menos, algunas personas no lo logran concientizar.
Imprescindible es un adjetivo que tiene un sentido básico… No puede faltar.
Para viajar es imprescindible tener un pasaje.
Para adelgazar es imprescindible comer menos.
Nos confundimos cuando aplicamos esta palabra para caracterizarnos o caracterizar a otras personas y empezamos a creer que efectivamente, es así.
Creer que somos imprescindibles muestra nuestra soberbia (podés ver lo que escribí sobre la soberbia aquí) o nuestra imposibilidad de vernos a nosotros mismos como lo que somos, seres humanos y no héroes de historieta. A veces, recogemos desprecio con esta actitud, pero otras y mucho más graves, transmitimos la misma creencia a los demás, a lo que sigue un endiosamiento por su parte que fomenta nuestra ignorancia.
Cuando estamos del otro lado, cuando consideramos a alguien imprescindible, nos encontramos en el mismo contexto de dependencia emocional, pero en este caso, nos debilitamos y destruimos nuestro poder personal.
Este vínculo nocivo no solo afecta a la vida individual sino a la relacional y es determinante en el funcionamiento de un equipo (desde una pareja pasando por la familia, a un negocio).
Podemos ser oferta para el mundo (Aquí verás lo que implica ser oferta ) y necesitamos entrenarnos para eso. Cuando adquirimos esta seguridad de sentir en nuestro fuero interno, que tenemos cualidades únicas para el mundo que nos rodea, lo hacemos desde nuestra más profunda humanidad, con humildad y con auto respeto. Y esta posibilidad se potencia cuando nos encontramos en una situación de dependencia emocional porque al darnos cuenta cabal de nuestra alta valoración personal, difícilmente pensemos que alguien es imprescindible para nosotros.
Nada ni nadie es imprescindible. Si quieres una vida feliz átala a metas y sueños propios, con gente que te apoya, no a objetos ni personas que no te valoran. Anónimo
Esta mirada no dice que los demás son (o somos) reemplazables. De hecho, postulo que ningún ser humano lo es. No es la desvalorización del ser humano convirtiéndolo en un número, sobre todo, en el ámbito de nuestras actividades. Lo que sí muestra es que depender de alguien o algo nos transforma en esclavos emocionales y sufrientes de una persona o cosa.
Creo firmemente que la acción de “reemplazar” no se adecua al ser humano.
Sentirse imprescindible nos muestra y muestra nuestros miedos.
Miedo a no ser importantes en la vida de los demás.
Ser importante para otros es el resultado de nuestras acciones y la central es que consideremos muy importantes a los demás. Que hagamos más por el otro. Que lo ayudemos. Que lo respetemos. Esta forma de comportamiento nos llevará a ser importantes para los demás.
Miedo a delegar.
Cuando de trabajo se trata, es común ver la postura de un líder o un jefe que piensa que nadie lo hará como él. Esto nace de no realizar su tarea con efectividad. Si nada puede hacerse sin que vos estés ahí, revisá tu liderazgo o tu jefatura, y cómo estás transmitiendo tus enseñanzas.
Si te estás sintiendo imprescindible, recordá que no lo sos porque cada persona es quién es (ella y sus relaciones), pero tampoco sos un “reemplazable” porque no existen lugares a ocupar sino vidas para vivir.
Y si estás sintiendo que alguien más lo es, revisá tus emociones, subí tu autoestima y ocupate de convertirte en la mejor oferta para que no dependas de nada ni de nadie.
¿Cuál es tu mirada de este tema?
¿Te creés imprescindible?
¿Hay alguien o algo en tu vida que considerás imprescindible?
Por el placer de compartir.