Un
estudio de la Universidad de Yale publicada en la revista JCI
Insight
valoro a un grupo de voluntarios a los cuales le midieron sus
concentraciones de azúcar en el cerebro posterior a una alta ingesta
de glucosa; utilizando espectroscopia de resonancia magnética y asi
mismo evaluaron las concentraciones de azúcar en la sangre. Los
investigadores encontraron niveles de fructosa cerebrales
significativamente altos en respuesta a una infusión de glucosa, con
cambios mínimos en los niveles de fructosa en la sangre. En este
estudio, se muestra por primera vez que la fructosa puede ser
producida en el cerebro humano al igual, como se había visto en los
animales. El hallazgo demuestra que la fructosa en el cerebro no
llega simplemente con la dieta demuestra que se puede generar
intrinsicamente y esto añade otra dimensión a la comprensión de
los efectos de la fructosa en el cerebro. La Glucosa en el cerebro
envía señales de saciedad, pero ese no es el caso de la fructosa.
La conversión de glucosa a fructosa en el cerebro, conocido como la
ruta de poliol, también se puede producir en otras partes del
cuerpo. Esta vía puede ser otro mecanismo por el cual la
hiperglicemia sanguinea puede ejercer sus efectos adversos.