Editorial: Destino
Edición: Noviembre 2015
Genero: Narrativa
Paginas: 208
Precio: 12.95€
Érase un niño que jamás vivió más de dos años seguidos en una misma casa, por lo que decidió pintar las paredes de todas sus habitaciones con estrellas. Su rechazo al colegio y una familia inusual le empujarán a emprender un viaje donde no todo serán constelaciones y pedirle deseos a la luna. Es hora de bajar al barro, equivocarse con una princesa y terminar encontrando un príncipe… ¿o no?
Sus ansias de libertad, tres antídotos de supervivencia y unas botas plateadas le acompañarán por un mundo muerto donde los sueños llegan descalzos y despeinados a Ninguna Parte.
Opinión
No se si os habréis dado cuenta ya, pero soy de las que se enamoran de un libro por su portada y leo muchos de ellos guiada por ella. En este, caso lo primero que me llamo la atención es esta, dos chicos dándose un beso es una imagen que no se ve en muchos libros y me llamo poderosamente, por ello quería leer el libro. Pero no sabia nada de él, no he leído ninguna reseña, ni opinión, ni nada por el estilo, pues me gusta que las cosas me pillen por sorpresa, tanto para bien como para mal. En esta ocasión, para bien, pese a que no era lo que esperaba encontrarme.
Lo primero que os tengo que decir, es que este libro no es una novela al uso, más bien la definiría como una autobiografía escrita como un diario, reflexiones o simplemente un chico sincerándose y abriéndose para todos aquellos que quieran leer sus palabras, sus confesiones y secretos, puedan hacerlo.
El autor del libro y el chico de las estrellas es uno, pero como él mismo se define a si mismo chico de las estrellas, yo también lo llamare de ese modo.
El chico de las estrellas no ha tenido una vida sencilla. Con una infancia marcada por la dejadez de una madre y las palizas constantes, el chico de las estrellas vive marcado por un pasado violento. Menos mal, que finalmente su ángel, la dama de hierro, hizo su aparición y lo saco de esa vida. Pese a ello, para el chico de las estrellas la vida no es fácil. Su preferencia sexual, pese a que él mismo no la reconoce hasta tarde, le juegan malas pasadas en la adolescencia, marcando una época de insultos, desprecios y desagrado social. Pero, pese a todo lo malo que hay en la vida de nuestro joven protagonista, no es eso lo que más me ha llamado la atención, no, porque por desgracia, la vida esta llena de casos similares. Lo que me gusta de él, es la forma que tiene de afrontar los problemas. Imagino que en el día a día, en el momento que estaba viviendo la situación, era como un chico mas, un adolescente viviendo una situación, que como a todos, nos desborda y, la mayoría de las veces, nos sabemos afrontarlas. Es en sus momentos de reflexión, en como hace para evadirse de los problemas, en los pequeños detalles que tiene y que son los que lo hacen especial, donde te das cuenta que él es diferente. Un niño que no quiere crecer, pero por no perder esa imaginación que asociamos siempre a los niños y que no tienen porque perder los adultos. Como el chico de las estrellas nos dice al principio del libro él creo tres antídotos de la supervivencia que son su día a día y que ha mi me han encantado:
De las tormentas tristes, respuestas.De los meses del año, instantes.Del blanco de las paredes, estrellas.
Si alguien se pregunta si hay historia de amor, yo os diría: hay amor y desamor. Hay una historia de amor bonita, una historia que marca a nuestro chico de las estrellas, que lo hace madurar, que le enseña, es la historia de su primer amor y como sabemos, siempre el primer amor marca tu vida.
Pero esta no es una novela de amor, si no una novela de aceptación, donde el chico de las estrellas se reencuentra con su pasado, se reconcilia con él y hace las paces con esas tinieblas en las que vivió. Una historia de recuerdos bonitos, de experiencias para no olvidar, de amistad y descubrimientos sobre uno mismo. Pero sobre todo, una historia para aprender, para enseñar que ninguna vida es fácil, pero para aquellos que por sus preferencias sexuales diferentes a las del resto, es aun más complicada, pues deben aprender a vivir en una sociedad marcada por la intolerancia, marcada por la exclusión de lo que no gusta, de lo que dicen que esta mal visto y sobre todo por el miedo al rechazo. Pero como yo digo muchas veces, el amor no es un sexo, el amor es amar a una persona, a un alma sin cuerpo. Da igual chico o chica, el amor va más allá de eso.
Chico de las estrellas, espero seguir leyendo cosas tuyas, ahora se en que desván encontrarte, pero sobre todo, sigue luchando por tus sueños, por no perder esa ilusión por la magia y sigue buscando la felicidad. A sido un placer que abrieras tu corazón para que yo lo pudiera disfrutar como una duendecilla más.
Sara.