El colesterol no es sólo un número

Por Luciano Santana Cabrera
Está claro que muchas personas desconocen sus niveles de colesterol en sangre pero, y lo que es más grave, muchos sí que saben que tienen los niveles altos y no hacen nada para intentar controlarlo. por este motivo se ha puesto en marcha la campaña "Tu colesterol, más que un número', promovida por la Fundación Española del Corazón.
Según un estudio realizado en tres ciudades españolas se sabe que más de la mitad de los adultos tienen hipercolesterolemia, es decir, niveles altos de colesterol en sangre (mayor a 90 mg/dl) y más de 115 mg/dl de colesterol LDL. Estos valores se incrementan hasta el 60% en el caso de las mujeres y hasta casi el 70% entre las personas de 50 a 65 años.  Con estos resultados los médicos expertos en la materia recuerdan que el colesterol elevado es uno de los principales factores de riesgo para el desarrollo de enfermedades cardiovasculares, tales como infartos de miocardio o cerebrales.  Por tanto, no debemos restarle importancia a los niveles de colesterol elevados, combatir el colesterol tiene que ser una prioridad a todas las edades. Estamos ante un factor de riesgo que se puede controlar muchas veces modificando pautas de alimentación y estilo de vida, ayudando así a evitar la aparición de enfermedades cardiovasculares. El tratamiento de esta patología requiere un cambio del estilo de vida, llevando una alimentación sana, reduciendo la ingesta de alcohol, dejando de fumar, evitando el exceso de peso y realizando ejercicio físico. En algunos casos se requiere el uso de fármacos.  Debemos basar nuestra dieta en alimentos tales como frutas y verduras (cinco raciones al día); hortalizas; cereales integrales (pan, pasta, arroz); legumbres (tres raciones a la semana); pescado azul (al menos, tres raciones a la semana (atún, sardina, boquerón, salmón...); frutos secos (nueces, almendras) y aceite de oliva virgen. Aunque también tenemos que evitar aquellos alimentos que poseen abundante grasa perjudicial para el corazón. De esta forma se recomienda, por ejemplo, sustituir los lácteos enteros por los desnatados; la mantequilla por el aceite de oliva y las carnes grasas por carnes magras con poca grasa, como el conejo o el pollo sin piel. En cuanto a los embutidos, yemas de huevo, fritos comerciales y la bollería industrial debes evitarlos. Para cocinar lo aconsejable son los métodos de cocinado con poca grasa como al horno, a la plancha, a la parrilla, al microondas, asado o cocción al vapor.