El control de la ciencia por las industrias amenaza la investigación de medicamentos

Por Miguel @MiguelJaraBlog

A raíz de los graves daños recibidos por un grupo de personas sanas que participaban en un ensayo clínico en Francia, una de las cuales ha muerto, se ha abierto un debate sobre la investigación de medicamentos. El diario El País publica hoy un reportaje con el que intenta lavar la cara de este tipo de investigación científica obviando algunas verdades incómodas.

La información se titula Sin riesgo no hay nuevos fármacos e intenta inculcar la idea de que la sociedad debe correr riesgos para conseguir progreso científico. Sin duda dicho progreso hace mejor a una sociedad y para lograrlo hay que experimentar. Y lo ideal es hacerlo en personas a las que va a ir dirigido ese nuevo fármaco.

Pero antes de escribir frases tan bellas, con las que todos más o menos podemos estar de acuerdo hay que sopesar algunos factores pues si no caemos en la demagogia. No debemos olvidar los siguientes datos y argumentos:

-El 80% de la Investigación más Desarrollo de medicamentos la lleva a cabo la industria farmacéutica privada cuyo motor es el beneficio económico antes que la salud pública.

De hecho, un informe de la Organización No Gubernamental (ONG) Intermón Oxfam, titulado Una economía al servicio del 1%, demuestra que las enormes ganancias económicas de la industria sanitaria están basadas en buena medida en la especulación con los medicamentos.

-En ese contexto los ensayos clínicos se han convertido en el principal arma de marketing de la industria pues unos buenos resultados en dichas pruebas avalan la eficacia y seguridad del producto y ello hace que tenga muchas posibilidades de ser vendido bien.

Y de hecho también, una vez que los laboratorios tienen los estudios publicados, un ejército de visitadores médicos pasean por las consultas de doctores/as y gerentes de hospital además de farmacéuticos para convencerles de que ellos tienen la mejor Medicina Basada en la Evidencia. Ésta a su vez se ha convertido en la publicidad perfecta de la industria sanitaria.

Nueve de cada diez farmacéuticas gastan más en marketing que en investigación. Es decir, investigar esta bien pero sobre todo hay que promocionar luego los buenos resultados para vender. También por ello la mayor parte de la formación en medicamentos de los médicos corre a cargo de la industria. Ésta se asegura así de que recetan sus productos.

En definitiva se hacen los ensayos que interesa a la industria no los que beneficiarían a la sociedad, así lo explica el presidente de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM).

Que los experimentos con medicamentos van dirigidos en una línea muy comercial lo demuestra que el 75-80% de los medicamentos que se aprueban son los denominados me too, yo también, copias de otros ya existentes a los que se les ha hecho un cambio que no aporta novedad terapéutica y se han patentado de nuevo.

-La mayor parte de los ensayos clínicos están sesgados. Para muestra un botón. Lo que empezó siendo una tentación se ha convertido en norma. El psiquiatra y periodista científico Ben Goldacre abunda en ello en su libro Mala farma. Cómo las empresas farmacéuticas engañan a los médios y perjudican a los pacientes. En él explica todos los trucos que desarrollan los científicos de las compañías para manipular los resultados de sus ensayos.

-Ocurre con casi todos los medicamentos. Las empresas se agarran al “secreto comercial” para no soltar toda la información sobre sus productos que han obtenido en la fase de experimentación.

No se los entregan al completo ni a las agencias reguladoras de fármacos (estas además, aprueban los medicamentos revisando la info de los laboratorios, no hacen pruebas para contrastarla).

Esto es un fraude científico pues la sociedad se queda sin concer toda la verdad sobre cada fármaco y los investigadores independientes no pueden usar esos datos para continuar investigando. Pero de momento es legal y la clave para entender el carácter comercial de la ciencia para determinadas empresas.

El progreso científico se basa en la posibilidad de reproducir los resultados de otros investigadores. Pero esto, en muchos casos, es imposible por la falta de información. La falta de transparencia pone así en peligro la propia investigación.

Ensayos en India de la vacuna del papiloma.

-También es clave para comprender porqué existe una epidemia soterrada de daños provocados por medicamentos y productos sanitarios, porque sus fabricantes nos ocultan muchos daños para vender mejor sus productos.

-España es un paraíso de las farmacéuticas para los ensayos clínicos, como cuentan desde la propia Farmaindustria, el principal lobby de la patronal de laboratarios. Y si un país como el nuestro es un paraíso qué no ocurrirá en países empobrecidos donde las Big Pharma están trasladando en los últimos lustros sus experimentos.

Como resumen los profesionales sanitarios de la Plataforma No Gracias:

La industria farmacéutica exagera de forma generalizada los supuestos efectos beneficiosos de sus medicamentos, ante los reguladores y ante los profesionales médicos.

Para ello comete fraude en el diseño, en el análisis, en la interpretación y en la presentación de los resultados de los ensayos clínicos; y si conviene, oculta sus resultados. Como han reconocido los propios exdirectores de New England Journal of Medicine, British Medical Journal, JAMA y otras publicaciones, compra y corrompe el contenido de las revistas médicas. Oculta o minimiza la incidencia y la gravedad de los efectos indeseados de los fármacos“.

Juan, fallecido en un ensayo del medicamento sifalimumab, con su hijo Juan Francisco.

Para finalizar, niego lo que indican en El País sobre que lo de Francia son hechos aislados. Graves daños y muertes en ensayos ocurren con regularidad, otra cosa es que no salga a la luz por el secretismo y confidencialidad que rodea a estos trabajos.

Por la experiencia que tengo al conocer de primera mano los entresijos del caso de una persona que murió en un estudio farmacológico del laboratorio AstraZeneca, esto se agrava porque las instituciones ignoran y/o encubren las malas prácticas que en ellos se realizan.

¿Sin riesgos no hay investigación? Pues será cuestión de distribuir mejor los riesgos.