El corazón de la práctica Zen

Por Chocobuda

Existe un Corazón Universal que late en cada rincón de la realidad. Es un corazón inmenso que no se detiene a latir por unos o por otros. No tiene preferencia alguna, sino que mueve las conciencias al unísono y que une bajo una Luz Dorada a todo lo que existe.

Por cada latido que emite, nacen millones de seres, surgen ideas, conceptos, alianzas entre seres vivos y se crean realidades alternas. En cada latido, mueren millones de seres, colapsan estrellas, hay cataclismos y conflictos.

Cada uno de nosotros es tan solo un pequeño glóbulo rojo navegando las venas de la Vida. Nacemos, crecemos, trabajamos y nos forjamos la ilusión de que somos únicos y que somos importantes. Pero al final lo único que hacemos bien, es navegar hacia donde nos lleve el pulso del Corazón Universal.

Siendo los llenos de ego que somos, queremos ir contra la corriente. Hacemos lo posible por detener el paso tiempo, por violentar a la naturaleza para cubrir nuestros caprichos. Llegamos a extremos muy oscuros con tal de que las cosas salgan como planeamos y que las personas reaccionen como queremos. Pero entre más nos esforzamos, solo encontramos más y más confusión. Nos convertimos como en un Rey Midas del infierno, porque lo que tocamos lo convertimos en sufrimiento. Los huecos existenciales que cavamos solo nos llevan más abajo.

Experimentamos ira. La confusión y la desesperación reinan. ¡La paz nunca llega!

Sin embargo, dentro de este sistema de insatisfacción, existe la verdadera tranquilidad. Es posible tener una vida plena y llena de alegría, a pesar de que el mundo no responda a nuestras exigencias.

Cuando llegamos a sentir el Corazón Universal latiendo, entendemos que solo podemos navegar pero nunca controlar. De esta forma la vida se vuelve más amable y contemplativa.

La naturaleza búdica impregna todo el multiverso. La realidad existe aquí y ahora, uniendo todo bajo la Luz Dorada de la que hablan los iluminados.

El Corazón Universal del Buda late en todos los seres, en las cosas y en las leyes que rigen los movimientos del cosmos.

Eres el Buda siendo Buda, manifestando al Buda en todos los Budas de Vairocana Buda.

Si guardas silencio y te quedas inmóvil, quizá lo podrías percibir.