Desde el nacimiento de un mamífero hasta un periodo de tiempo indeterminado, el corazón conserva la asombrosa capacidad para regenerarse por completo. Si se hiciera una herida o sufriera un infarto, la bomba cardiaca pondría en marcha un mecanismo de reparación para volver a reconstruirse, como hacen las lagartijas cuando pierden su cola. Esa capacidad reservada hasta la fecha para algunos anfibios y peces también parecen tenerla los mamíferos. Al menos los ratones, como demuestra un estudio publicado en la revista «Science». Aunque parece que esa habilidad es temporal y su fecha de caducidad está aún por determinar.
El descubrimiento llega de Estados Unidos. Un grupo de investigadores de la Universidad Southwestern de Texas experimentaban con ratones recién nacidos cuando descubrieron que la porción de ventrículo que habían extirpado en el primer día de vida había vuelto a crecer y el tejido cardiaco estaba como si no hubiera sufrido ninguna agresión. La porción de tejido representaba aproximadamente el 15% del volumen total del órgano y en menos de tres semanas había vuelto a crecer. Esa capacidad casi milagrosa se desvanece unos días después, pero el experimento sugiere que el corazón de los mamíferos —incluido el humano—tiene un potencial de regeneración mayor del que se pensaba.
El corazón humano posee esa habilidad aunque tras el nacimiento, de alguna manera, se desconecta. En mamíferos pequeños como los roedores se sabe que se pierde a la semana del nacimiento. Pero no se conoce la ventana de oportunidad que se tiene en el ser humano. Conocer esta información, así como los mecanismos que lo hacen posible darían paso a soluciones para personas que han sufrido un infarto. Eric Olson, uno de los autores del estudio, cree que la investigación «claramente demuestra que la regeneración cardiaca es posible y solo falta encontrar métodos que permitan despertarla en la edad adulta».
En mamíferos Extirparon una porción del ventrículo a ratones de un día de vida. En menos de tres semanas el corazón había vuelto a crecer
De momento, ya se tienen pistas. A este estudio de la Universidad de Texas se suman otros trabajos capitaneados por el español Juan Carlos Izpisúa. Su equipo ha identificado el tipo de células cardiacas que participan en el «milagro» de la regeneración. Son los cardiomiocitos (las células del músculo cardiaco que permiten la contracción del corazón). Si se encuentra una fórmula para movilizarlas, este ejército de células se pondría en acción cuando se produce una agresión cardiaca.
-La capacidad se olvida
Tras un ataque al corazón, el músculo sano es reemplazado por un tejido con cicatrices que ya no vuelve a contraerse. Sin embargo, antes de que la bomba cardiaca se agote, las células del corazón entran en un estado de hibernación para intentar salvarse. Este comportamiento quizá sea un recuerdo de esa capacidad de regeneración que los mamíferos olvidan al crecer. Hasta la fecha, todos los intentos en humanos por recuperar el corazón tras un infarto se centran en la utilización de células madre, bien procedentes de la grasa, del músculo cardiaco o de la médula ósea. La manera en que la naturaleza regenera el corazón dañado parece ser mucho mas sencilla. La idea sería tratar de imitarla. Evitar el implante de células externas y tratar de activar la regeneración con fármacos.
**Publicado en "ABC"