Sólo han pasado dos meses desde que el estado declarara la obligación de confinarnos en casa para poder frenar los estragos que estaba provocando en nuestra sociedad, pero sobre todo en nuestros mayores. Entonces comenzó a sentirse realmente miedo, un miedo real porque todos los días morian y siguen muriendo muchísimas personas. A nadie se nos puede olvidar esos hospitales de campaña ni esos polideportivos convertidos en mortuorios. Eran las imágenes que nos llegaban, aunque habían muchísimas más que se producían dentro de los hospitales donde la gente enferma no podía estar cerca de sus seres queridos y muchos morían solos. Todos eso nos provocaba un miedo atroz y nuestra sociedad se volvió sensible a todos esos hechos, con aplausos apoyaban desde la seguridad del hogar el valor de muchos y muchas ciudadanas que tenían que salir al campo de batalla, con el virus a la expectativa de obtener una buena presa en la caja del supermercado o en la comisaría de policía o en nuestros centros sanitarios. Pero parece que el bicho se ha dado la vuelta y...ya nos hemos olvidado, le hacemos regañinas a lo lejos olvidándonos por completo que en cualquier momento puede darse la vuelta a buscar al mejor postor, si....aquel que no guarda la distancia física, a aquel víctima del insolidario que salió sin mascarilla o aquel que por llevar guantes ya cree que sus manos están libres del enemigo y anda toqueteando por doquier. Señores ha pasado el miedo pero puede venir peor por eso es hora de ser solidarios, por ti, por tú familia, por tus amigos, por aquellos que se quedaron en esta lucha, por tener un futuro mejor que el que se nos viene encima, no lo empeoremos con nuestras actitudes, seamos solidarios.
El COVID ya no es el virus del miedo ahora es el virus de la solidaridad
Por Luciano Santana CabreraSólo han pasado dos meses desde que el estado declarara la obligación de confinarnos en casa para poder frenar los estragos que estaba provocando en nuestra sociedad, pero sobre todo en nuestros mayores. Entonces comenzó a sentirse realmente miedo, un miedo real porque todos los días morian y siguen muriendo muchísimas personas. A nadie se nos puede olvidar esos hospitales de campaña ni esos polideportivos convertidos en mortuorios. Eran las imágenes que nos llegaban, aunque habían muchísimas más que se producían dentro de los hospitales donde la gente enferma no podía estar cerca de sus seres queridos y muchos morían solos. Todos eso nos provocaba un miedo atroz y nuestra sociedad se volvió sensible a todos esos hechos, con aplausos apoyaban desde la seguridad del hogar el valor de muchos y muchas ciudadanas que tenían que salir al campo de batalla, con el virus a la expectativa de obtener una buena presa en la caja del supermercado o en la comisaría de policía o en nuestros centros sanitarios. Pero parece que el bicho se ha dado la vuelta y...ya nos hemos olvidado, le hacemos regañinas a lo lejos olvidándonos por completo que en cualquier momento puede darse la vuelta a buscar al mejor postor, si....aquel que no guarda la distancia física, a aquel víctima del insolidario que salió sin mascarilla o aquel que por llevar guantes ya cree que sus manos están libres del enemigo y anda toqueteando por doquier. Señores ha pasado el miedo pero puede venir peor por eso es hora de ser solidarios, por ti, por tú familia, por tus amigos, por aquellos que se quedaron en esta lucha, por tener un futuro mejor que el que se nos viene encima, no lo empeoremos con nuestras actitudes, seamos solidarios.