La Organización Médica Colegial y la Sociedad Española de Cuidados Paliativos emitieron recientemente de manera conjunta un comunicado (ver "Médicos y Pacientes" del 18-1-11) para informar de una serie de propuestas que, a modo de orientación, ambas instituciones han decidido enviar a los políticos encargados de tramitar la nueva Ley de Cuidados Paliativos y Muerte Digna, anunciada a finales de 2010 por el Gobierno de Rodríguez Zapatero. El presidente de la Organización Médica Colegial, el doctor Juan José Rodríguez Sendín, aporta su reflexión en “Medicos y Pacientes” sobre algunas de estas propuestas, al tiempo que hace hincapié sobre ciertos aspectos clave que de ellas se desprenden, puesto que, en el fondo, y como señala “son viejas reivindicaciones y peticiones sobre las que hasta ahora no habíamos obtenido respuesta y hemos considerado que es el momento oportuno de volver a lanzarlas antes de que se abra el debate político para abordar el correspondiente proyecto de ley”.
Sigue habiendo un máximo interés por subrayar la falta de equidad que hay a nivel de autonomías a la hora de dar respuesta a la Atención al Final de la Vida, al igual que sucede entre distintos entornos. Porque, como remarca el doctor Rodríguez Sendín, “no se muere igual en el medio rural que en el urbano y llevamos mucho tiempo diciendo que así no se puede seguir, no podemos quedarnos sin hacer nada, mientras la vida de la gente se acaba sin que hayan podido recibir todos los recursos a su alcance para que vivan sus últimos días de la mejor y más digna manera posible”.
-Diferencia de recursos entre CC.AA.
No es de recibo que una persona tenga que morir de forma diferente en función de donde se encuentre, por lo que el presidente de la OMC aboga por que los cuidados paliativos y la atención al final de la vida se garanticen independientemente de donde se viva. “No sólo -añade- en lo referente a la calidad de los servicios, que sería otro de los aspectos sobre los que habría que insistir, sino remarcando la necesidad que hay de definir unos servicios y unas condiciones mínimas a cumplir y de redistribuir los recursos imprescindibles en función de los habitantes que se tengan”. A juicio del doctor Rodríguez Sendín, no se trata tanto de gastar más, sino de optimizar lo que se tiene, aparte de valorar e incentivar a los profesionales que se van a ocupar de este tipo de atención”.
No obstante, considera que, a nivel autonómico, se ha mejorado bastante en los últimos años, dado el esfuerzo generalizado que las CC.AA. han realizado en los últimos años para organizar a sus ciudadanos la atención al final de la vida, y que la mayoría tienen redactados sus planes específicos de cuidados paliativos, manteniéndose a la cabeza, en cuanto a cobertura poblacional, Cataluña y Extremadura, en este sentido.
-Formación específica para médicos
El doctor Rodríguez Sendín considera, asimismo, que a ello también han contribuido, sin duda, los profesionales, aunque, como subraya, “para ello hay que estar adecuadamente formados y actualizados, puesto que los médicos deben saber cuidar a los enfermos terminales de una forma especial y específica, para lo cual hay que reunir unas características especiales que no en todos se aprecian”.
Desde su punto de vista, la necesidad que, en este momento, los cuidados paliativos requieren desde la vertiente profesional pasa, por un lado, por la adecuación de unas plazas específicas en los servicios hospitalarios, ya que muchas de ellas suelen ser cedidas por otras especialidades. Y, además, se precisan Equipos multidisciplinares en Paliativos con personal que realmente esté interesado en este tipo de atención médica. Por otra parte, se tiene que empezar a impartir formación en esta materia en las Facultades de Medicina. En definitiva: conocimiento, competencia y actitud son requisitos imprescindibles para asistir adecuadamente a estos enfermos. No hay que olvidar, según sus palabras, “que la profesión de médico surgió al principio de los tiempos, precisamente, para ayudar a morir a la gente”.
-Desaparición de la “receta especial”
Sin embargo, los obstáculos con los que el profesional se enfrenta a la hora de atender este tipo de enfermos no acaban ahí. El doctor Rodríguez Sendín se refiere también a los problemas que hay que sortear a la hora de prescribir ciertos medicamentos destinados a controlar la escala más alta de dolor en pacientes terminales (estupefacientes, morfínicos, derivados de opioides,…) y para los que se necesita, además de la receta ordinaria, otra especial. ”Se plantea, en este sentido, muchos problemas, sobre todo, los fines de semana porque ni disponen de ellas los Servicios de Urgencia, ni tampoco los médicos que hacen sustituciones, con lo cual hay enfermos a los que se les hace sufrir, innecesariamente, durante dos o tres días al no poder hacer uso de estos medicamentos tan necesarios, sobre todo, para situaciones límite”.
El presidente de la OMC considera que ésta es una de las cuestiones a modificar inmediatamente. “El sentido con el que implantó este tipo de recetas especiales, hace ya muchos años, era diferente y las necesidades de control de entonces no son las mismas de ahora, es por ello que pensamos que tienen que desaparecer. No tiene sentido que este tipo de recetas sigan siendo necesarias para recetar fármacos que palien el dolor de estos enfermos”.
-Ayuda exprés
Además de la supresión de este tipo de trabas, el doctor Rodríguez Sendín también pone el acento en agilizar otro tipo de ayudas tanto para el propio paciente terminal como para sus cuidadores, al considerar que la figura del cuidador “es fundamental y, por tanto, hay que protegerle”. “Atender a un paciente las 24 horas del día es muy sacrificado, siendo muy normal que esta labor recaiga sobre la mujer cuidadora que, en muchas ocasiones, tiene que compaginar su vida familiar y laboral, sin pasar por alto que, en otras muchas familias, sus miembros también son personas mayores, no siendo infrecuente que al enfermo de 80 años tenga que cuidarle un hijo o hija también de edad avanzada”.
En concreto, lo que se solicita desde la OMC es, por un lado, la habilitación de alguna fórmula para que el cuidador pueda disponer de un período de tiempo, libre de obligación laboral pero retribuido, para dedicárselo al paciente terminal, de forma parecida a lo establecido para que los padres puedan atender a sus hijos con cáncer. Por otra parte, “consideramos que debería existir un mecanismo exprés para que los derechos que otorga la Ley de Dependencia a estos enfermos puedan disfrutarse”. “Se trata, en concreto, -explica- de poder realizar una gestión rápida de su derecho a la dependencia y que, en definitiva, puedan utilizar esos recursos que les corresponden como mejor les convenga y cuando realmente se necesitan, porque lo que no tiene sentido es que después sean los herederos los que las reciban. Por supuesto, la prestación se percibiría con un tope máximo de tiempo, no superior a seis meses y con condiciones, para evitar que nadie pudiera abusar”.
El presidente de la OMC considera que se trata de medidas simples y lógicas, y que contribuirían en gran medida a la calidad de vida de estos pacientes y, de paso, a ahorrar costes y recursos hospitalarios a los que hay que recurrir cuando el enfermo no dispone de las condiciones económicas o de ayuda familiar que precisa.
-Aclarando términos
En definitiva, a lo que se aspira desde esta Organización es a que la futura Ley de Cuidados Paliativo sirva, realmente, para mejorar la calidad de los cuidados paliativos y para especificar los derechos otorgados al paciente. El doctor Rodríguez Sendín considera, al respecto, que la calidad “no es una exaltación literaria, sino que se mide y se concreta”. De ahí que, incluso, el término con el que se designe la nueva normativa puede decir mucho con respecto a la verdadera voluntad de la Ley. Y es que desde la profesión médica se opta por la modificación del término “Muerte Digna”. “Los profesionales no entendemos –precisa- de distinciones entre muertes dignas o indignas. La muerte es muerte y, como mucho, al profesional que tiene que atenderla ‘le indigna’ que es distinto, y podría utilizarse para dar un sentido que, probablemente, no le corresponda y que podría dar la sensación de que el dolor se utiliza bajo un trasfondo de rentabilidad”.
**Publicado en "Médicos y pacientes"