Imagen del cúmulo globular M 4 obtenida usando datos del instrumento Wide Field Imager acoplado al telescopio MPG/ESO de 2.2m de tamaño en el Observatorio de la Silla (Chile). Se usaron tomas en filtros B (color azul), V (color verde) e I (color rojo) para conseguir esta toma, que muestra detalladamente las estrellas de famoso objeto de cielo profundo. Crédito de la imagen: ESO, Agradecimientos: ESO Imaging Survey.
Pero desde el viernes pasado llevo abierta la página de internet con la última nota de prensa de ESO (Observatorio Europeo Austral) sobre la preciosa imagen del famoso cúmulo globular M 4 obtenida con el instrumento WFI acoplado al telescopio MPG/ESO de 2.2m de tamaño en el Observatorio de la Silla (Chile). M 4 siempre ha sido uno de mis objetos de cielo profundo preferidos, al menos dentro de los cúmulos globulares, e incluso por encima de M 13 o M 22, más brillantes que M 4. Quizá por su cercanía a Antares y la nube de gas alrededor de la estrella Rho Ofiuco. Además, siempre he identificado a M 4 como un objeto típico de septiembre, pero vamos, esto es una chorrada mía, más que otra cosa porque ya en octubre desde el sur de la Península Ibérica queda muy bajo sobre el horizonte y apenas se puede ver. Es fácil de localizar a M 4 con unos prismáticos, incluso hay astrónomos que son capaces de verlo a simple vista en noches oscuras.
Localizado pues en la constelación del Escorpión, pero a una distancia de unos 7000 años luz de nosotros, M 4 (NGC 6121) posee varias decenas de miles de estrellas. Recientes estudios de las estrellas de este cúmulo globular llevados a cabo con los telescopios del complejo VLT (Observatorio de Paranal, Chile), también de ESO. El análisis ha revelado que, aunque las estrellas son muy viejas en los cúmulos globulares (más de 7-8 mil millones de años, en algunos casos incluso 10-11 mil millones de años), algunas poseen composiciones químicas de estrellas mucho más jóvenes (pocos miles de millones de años), e incluso en algún caso se ha detectado litio, elemento que se destruye rápido dentro de las estrellas. Estos resultados ponen restricciones a los modelos de evolución estelar y a nuestras teorías de cómo sintetizan los elementos químicos esas gigantescas cocinas cósmicas que son las estrellas.