Esta semana ha saltado la polémica por un paciente diagnosticado de una enfermedad infecto contagiosa, más concreto tuberculosis, al que se le recomendó que quedase ingresado y pidió el alta voluntaria. La tuberculosis es un riesgo para la salud pública, porque la mayoría de las personas que padecen esa enfermedad son potenciales agentes de su propagación. El contagio de esa enfermedad casi siempre requiere un contacto mantenido, pero se puede producir con solo un contacto con un paciente infectado, como ha sucedido con personas que la han padecido solo por estar cerca de otras en un avión durante un vuelo.El debate se plantea en este caso entre el derecho del paciente a decidir lo que hace y el de las autoridades a imponerle un tratamiento por interés social, de esta manera sólo es el juez el que puede dictar una orden judicial por la cual ese paciente tiene que estar ingresado en un hospital.Cualquier persona mayor de edad, hoy día en España es capaz y libre, de aceptar los cuidados y tratamientos de salud que desea recibir, para que su voluntad se cumpla. Esto choca con el interés de la salud de las demás personas que está por encima del personal, hecho que haya movilizado a los jueces para poner en busca y captura al paciente infectado de tuberculosis y no propague la enfermedad.