Lo primero es advertir de algo que más de uno ya supone: hasta hace unos pocos días no teníamos ni idea de lo que era la SYSADOA (symtomatic slow action drugs for osteoarthritis). No es algo que debamos saber, pero tenemos claro que si tenemos cualquier duda, nada como hablar con algún experto sobre fármacos, que hay muchos y muy buenos.
Sin embargo, no siempre ocurre así y la voz del experto en ocasiones no es tenida en cuenta por la autoridad sanitaria. Hoy dedicamos el blog a un claro ejemplo de esto, que ha ocurrido recientemente y que deja dudas acerca de si la evidencia científica es la mejor amiga de la sanidad, o no.
El artículo 75 de la Ley 29/2006, de garantías y uso racional de los medicamentos y productos sanitarios, recoge que "las Administraciones públicas sanitarias dirigirán sus actuaciones a instrumentar un sistema ágil, eficaz e independiente que asegure a los profesionales sanitarios información científica, actualizada y objetiva de los medicamentos y productos sanitarios". Pero, ¿siempre ocurre así? Los hechos no avalan precisamente lo que dice el legislador.Por una parte, una empresa farmacéutica que no quiere que grupos de evaluación independiente publiquen información, basada en la evidencia científica, sobre sus productos y que no duda en demandar por la publicación de artículos de revisión publicados en un boletín y un blog de información farmacoterapéutica (El Comprimido). Los mencionados artículos únicamente trataban de proporcionar información contrastada al profesional sanitario y una recomendación final acerca del empleo de estos productos, que en ningún caso obligaban al médico a modificar su prescripción ni comportaban un impedimento para la financiación de los mismos dentro de la prestación farmacéutica del servicio de salud responsable de su publicación.Por otra parte, el director general de dicho servicio de salud quien, en la misma línea que lo argumentado por la empresa farmacéutica, envía la víspera de Reyes una nota a los médicos de atención primaria del área sanitaria de Mallorca donde cuestiona lo publicado unos meses atrás por el servicio de salud que dirige, diciendo que "evidencias científicas surgidas posteriormente a la publicación de los dos metaanálisis comentados en El Comprimido, demuestran los sesgos asociados a ambos estudios, por lo que no es adecuado utilizar estos metaanálisis tan controvertidos para hacer recomendaciones farmacoterapéuticas que afectan al prestigio de unos fármacos". Sin que en dicha nota figure ninguna referencia bibliográfica que permita localizar las evidencias científicas posteriores que se mencionan, ni se explique la causa que ha motivado el envío de la misma.Frente a estas empresas y personas, pensamos que la "información científica, actualizada y objetiva de los medicamentos y productos sanitarios" no solo es un deber de la administración, sino también un derecho de los profesionales sanitarios y manifestamos nuestra oposición a cualquier tipo de maniobra que, de una u otra forma, intente limitar este derecho y pretenda impedir que la información se difunda de forma adecuada.Por cierto, lo del prestigio de los fármacos aún estamos buscándolo en las normas que regulan a los medicamentos en España. Debe haber nuevos análisis de evaluación que desconocemos. Ah, y para acabar, un abrazo enorme a Cecilia Calvo desde este rinconcito.