Los dermatólogos hemos usado la doxiciclina, un antibiótico del grupo de las tetraciclinas, para controlar la rosácea, sobre todo las lesiones papulopustulosas (“granitos”). Ahora se sabe que el efecto de este antibiótico es un efecto antiinflamatorio, y bastan dosis de 40 mg al día para mejorar la rosácea. Esta dosis baja es muy importante ya que no genera resistencias a antibióticos, efecto que producimos los médicos si usamos de forma indiscriminada antibióticos en nuestros pacientes. Otros tratamientos que usamos los dermatólogos son las cremas con ácido azelaico, metronidazol, la isotretinoina oral en dosis bajas y los láseres vasculares para eliminación de venitas. La rosácea es una enfermedad con un futuro muy esperanzador. Prueba de ello es que actualmente se están haciendo ensayos con los siguientes fármacos: Oxymetazolina tópica, ivermectina tópica, acido retinoico tópico, acido azelaico en espuma, apremilast (antiinflmatorio análogo a la talidomida), inyecciones de toxina botulínica, rifaximina (antibiótico para la diarrea del viajero), dapsona tópica, laropiprant (para el flushing), omiganan (antibiótico) y cromolin sódico en crema (fuente: http://www.clinicaltrials.gov/)