El cierre del diario "News of the World" y la comparecencia de los Murdoch, padre e hijo, ante el parlamento británico representan el disparo de salida del desmantelamiento del más poderoso imperio mediático que haya existido nunca. Razones para meterle la piqueta sobran. No sólo porque Rupert Murdoch y sus secuaces hayan violado sistemáticamente el código deontológico profesional, cosa que en el marco de la sociedad de la opulencia informativa capitalista es casi obligado hacer por parte de cualquier gran grupo mediático que se precie, sino porque Murdoch y sus media son un verdadero cáncer planetario.
Y no se trata tanto de que el sensacionalismo nauseabundo de los tabloides británicos, la mayoría propiedad de Murdoch, hayan envenenado hasta la alienación al ciudadano corriente anglosajón con tonterías de crónica rosa y con crímenes morbosos. Más importante que eso es que para lograr la posición monopolística que ostentan, los medios de Murdoch no han dudado nunca no ya en fabricar las noticias que publican, sino en crear y recrear la realidad misma en cualquiera de sus facetas. Un dato relevante es que uno de los detenidos estos días (y ya son veintitantos entre los empleados de Murdoch) es el director de la revista "Dow Jones", la "madre informativa" de las Bolsas norteamericanas, que al igual que el periódico "Wall Street Journal" pertenece a Murdoch. A través de estos medios Rupert Murdoch colabora en el manejo de importantes movimientos especulativos en los llamados "mercados financieros", en connivencia con bandidos como George Soros y otros macroespeculadores capaces de arruinar una economía nacional en una sola sesión bursátil.
Su estrecha asociación corrupta con los mandos policiales británicos, que acaba de hacerse pública la semana pasada, ha obligado a dimitir al jefe de Scotland Yard y al máximo responsable de la policía metropolitana de Londres. Sobre la policía británica pesan graves sospechas desde los atentados del metro de Londres y el asesinato a sangre fría del ciudadano brasileño Menezes, sospechas originadas por la catarata de mentiras e intoxicaciones policiales en comandita con la prensa de Murdoch que siguió a ambos acontecimientos. Lo que no extraña demasiado cuando nos enteramos de que los diez últimos portavoces policiales británicos fueron periodistas salidos de los tabloides de Murdoch. Curiosamente -o no tanto- el periodista que confirmó las prácticas delictivas de "News of the World" apareció muerto el mismo día en que dimitió el jefe de la policía británica. Y en fin, el portavoz del primer ministro, James Cameron, dimitido a prisa y corriendo al comenzar este escándalo, fue director de "News os the World", el buque insignia de Murdoch.
Y es que Rupert Murdoch está acostumbrado a inventar y manejar políticos y altos cargos de las Administraciones. Fue sostén mediático decisivo de Tony Blair y enérgico impulsor de los neocons norteamericanos, convirtiendo los informativos de la cadena televisiva Fox en un instrumento de agitación al servicio de la política imperialista militarista de la camarilla que se amparaba tras George Bush hijo. Detrás de la meteórica ascensión de una figura tan extravagante como vacía de contenido cual es Sarah Palin, ha estado desde el primer día la mano de Rupert Murdoch. Por todo ello y en vista de que su desplome parece inevitable, en EEUU ya le están preparando el descabello mediante una serie de comparecencias parlamentarias, cuya convocatoria impulsan políticos republicanos enfrentados a los neocons. No es casualidad, en fin, que Murdoch esté pagando 147.000 dólares anuales a José María Aznar para que su nombre figure como miembro del Consejo de Administración de su imperio; la relación de Murdoch con la política-basura corrupta y facinerosa y sus más eximios representantes, hacía inevitable que estos dos hombres se encontraran y apreciaran.
Murdoch está acabado. Los que más entusiasmo están poniendo en liquidar el elefante herido son precisamente quienes se han alimentado de él y han recibido sus prebendas. La clase política británica no puede enviar al cadalso a Rupert Murdoch y fingir sorpresa ante sus desmanes y delitos. Ni ellos ni tanto "revolucionario conservador" mediático y político que a lo largo y ancho del mundo, y desde luego en España, se han lucrado y se siguen lucrando por propagar la basura doctrinaria neoliberal fabricada por Murdoch y sus compinches políticos y financieros. Queremos nombres y juicios.
En la imagen que ilustra el post, algunas cabeceras de diarios propiedad de Rupert Murdoch.