El descanso como bendición del trabajo

Por Josemariatoro @josemariatoro


Todo descanso puede ser acogido como momento sagrado, como ocasión propicia para mirar, reconocer, aceptar y bendecir todo el trabajo realizado. Al descansar comprendemos que la labor ha sido culminada, aunque haya quedado inconclusa y que, por tanto, podemos retirarnos de ella para acercarnos algo más a nosotros mismos.
Cuando nos hemos entregado a lo que hemos hecho, a pesar de nuestras carencias y limitaciones y, a veces, gracias a ellas, el descanso se nos acerca como promesa merecida, como invitación a mirar lo que hemos realizado y, sobre todo, cómo hemos crecido y nos hemos derramado en nuestras tareas y trabajos.
Descansar adecuadamente es un modo extraordinario de “bendecir” el trabajo hecho con amor y las tareas realizadas como formas de entrega. Cuando mi trabajo es ofrenda, el descanso es regalo. Si el trabajo es un modo de entregarse, el descanso que le complementa ha de ser una manera de recuperarse. En el trabajo nos entregamos al mundo. En el descanso nos entregamos a nosotros mismos. Si con nuestro trabajo damos y ofrecemos, en el descanso hemos de disponernos a recibir. El descanso espiritual, el ocio realmente creador es aquél en el que desde el reposo y envueltos por el silencio nos entregamos a recibirlo todo como regalo: las caricias del aire, los rayos de sol, los sorbos de una bebida fresca, los bocados de un plato sabroso, las miradas, las sonrisas, un paisaje hermoso, las conversaciones amigas, los viajes a lugares inéditos, el regreso a los espacios familiares... Todo eso está ahí reposando en nuestros descansos. Todo eso se nos da, no como un mero ajuste de cuentas, como pago o devolución por nuestros esfuerzos sino como gesto de justicia cósmica, como consecuencia natural de nuestra entrega amorosa y como don que la Vida derrama sobre nuestros corazones. No descansar es una forma de profanar el trabajo. El descanso dignifica y resalta los trabajos que le preceden y adecenta y embellece las tareas que le siguen. Con mi descanso bendigo lo hecho y con mi reposo santifico mis trabajos. Al bendecir lo hecho bendigo las manos que obraron, el corazón que sostuvo la accióny el espíritu que la alentó.
Las vacaciones no son sino ocasión para mirar con honestidad y ternura todo lo hecho y dejar que sean ahora el descanso y el silencio los que nos rehagan por entero. 
bobreltos por el silencio nos engreos acerca como promos