Esta mañana me ha pasado una cosa muy, pero que muy curiosa, y que constituye el motivo de este post.
Antes de escribir sobre algo, me gusta indagar (trastear) en el planificador de palabras clave de google adwords para ver los intereses de los usuarios sobre ciertos temas. Las tendencias, más bien, lo que interesa y motiva a la gente.
Esto, por sí mismo, ya constituye un interesante tema de debate: ¿escribimos sobre lo que queremos o sobre lo que está interesada la gente?
Yo voy así así: a veces escribo lo que me apetece (lo de hoy es un ejemplo de ello
¿Escribimos sobre lo que queremos o sobre lo que esta interesada la gente?
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Bueno, la cuestión es que me he puesto a indagar sobre el tema del desempleo, cuestión acuciante donde las haya.
Acuciante y curiosa: que en esta sociedad del bienestar la gente no tenga empleo (aunque a veces sí tonterías y estupideces que no valen para nada), no deja de ser cuanto menos llamativo. Preocupante también, creo yo.
Te invito a que hagas la prueba para comprobar lo que yo he comprobado: cuando tecleas “desempleo” en el buscador, casi todas las palabras relacionadas o sugeridas (que constituyen las búsquedas más realizadas por los usuarios) son:
Subsidio por desempleo.
Prestación por desempleo.
Seguro de desempleo.
Prestaciones por desempleo.
Inem prestaciones por desempleo.
Cálculo prestación desempleo.
Subsidio por desempleo requisitos.
And so on.
¡No aparecen apenas búsquedas relativas a soluciones, alternativas, remedios…! ¡A ¿qué puedo hacer para salir de ésta?!
Me inquieta (bueno, me inquieta no, me llama la atención, tampoco vamos a exagerar), porque revela un deseo de crecimiento personal y superación muy escasito por parte del personal. La gente quiere una paga y se preocupa por buscar dónde hay que pedirla, cuándo y de cuánto. Pero buscar cómo salir de la situación, qué hacer o cómo crear ese empleo… nada de nada. La paga, que es a lo que vamos.
Y hablando de ir, vamos a lo que iba con el título del post, que siempre me termino yendo
El desempleo no existe
Algunos me dirán que casi todas las constituciones (la española, por ejemplo, bello papel donde los haya) garantizan el derecho al trabajo.
Así es. Garantizan tu derecho al trabajo. Garantizan que tienes derecho a trabajar. Garantizan que puedes trabajar si quieres. ¡Pero no garantizan que alguien te tenga que dar ese trabajo! No garantizan que el trabajo te tenga que venir de fuera, como no podría ser de otra manera, ya que nadie (ni constituciones ni gobiernos ni extraterrestres) puede obligar a nadie a dar empleo a nadie.
Si así fuera, ¿te gustaría ser tú el obligado a darlo, a dar empleo a otros?
Con esto no quiero hacer debate infructuoso ni machacar a nadie.
Lo que pretendo es hacer una llamada de atención para que, los que se encuentren en esa situación de desempleo, asuman y tomen conciencia de que la respuesta debe venir de ellos. De que la respuesta no es obligatorio que venga de fuera. Que puede, pero que no tiene porqué.
Si quieren esperar, pueden hacerlo, pero nadie garantiza nada.
Yo, si tuviera interés en algo, me afanaría en conseguirlo. Preguntaría cómo conseguirlo, qué estrategia seguir para conseguirlo, cómo aprender lo que no sé, quién me puede enseñar, dónde está la respuesta, qué hay que hacer… En fin, que me movería.
Tengo muchos defectos, pero hay uno que no se me puede achacar: el de quedarme dormido en los laureles (para los lectores latinos: es una expresión española; en otros países no sé cómo se dirá: en las papayas, en los cocoteros…
¿Qué se puede hacer?
Como no solo se trata de calentar la cosa, voy a decir lo que yo haría si me encontrara en esa situación.
Nadie está obligado a hacer nada, por supuesto. Si uno quiere buscar todas las prestaciones posibles hasta la eternidad, o dejarse languidecer y morir de hambre mientras ponen en televisión su programa favorito… ¡puede hacerlo!, vivimos en países libres.
Yo me preguntaría una de dos:
¿Qué sé hacer o qué me gusta hacer?
Si lo que sé hacer (y lo que mejor sé hacer) es lo que más me gusta hacer, mejor que mejor: ¡bingo! Si no, elijo.
Si no sé hacer nada, me formo en lo que me guste, sea lo que sea. Si no tengo dinero, puede haber becas o ayudas. Si no las hay, Internet es gratis.
Una vez que tuviera determinado eso, estudiaría qué demanda la gente sobre lo mismo. Qué quiere saber la gente sobre eso, qué soluciones necesita sobre su vida relativas a ese tema, qué problemas tiene que resolver al respecto.
Lo cual, dicho de otra forma, se puede traducir como qué le puedo dar a la gente que le haga falta o le venga bien. En qué puedo servir a alguien. Qué puedo dar para que me compren porque les hace falta.
Una vez determinado, diseñaría una estrategia.
La estrategia es ver dónde estoy, qué tengo, qué quiero conseguir, cómo voy a hacerlo, qué camino voy a recorrer, con quién…
Y me pondría a dar los pasos. Empezaría. Por el primero. Y después el segundo. Y continuaría. Así es la vida. Así se hacen las cosas. No es muy complicado, tan solo se trata de andar.
Que me equivoco, corrijo. Que me da resultados, sigo.
Hasta llegar a donde quería.
Si cuando llegue me gusta, me quedo.
Si no me gusta, me voy a otro sitio.
Si me gusta pero termino aburriéndome, me cambio.
Y decido en cada instante, que para eso soy un ser libre y soberano. No me gusta que me den lo que no me merezco. Pero me gusta experimentar las consecuencias de lo que hago. Si hago, recibo; si no hago, me quedo como estoy y me aguanto.
Para mí esa es la forma de funcionar, pero respeto profundamente a quien discrepe conmigo.