... fueron llegando desde todos los puntos del tiempo. Del pasado, del presente y del futuro. Desde todos los puntos de la tierra: el norte, el sur, el este, el oeste y sus intermedios. Acudieron habitantes de los innumerables mundos, cada uno con su luz pequeña y una sola voluntad.
Llegaron hasta los que no llegaron porque no quisieron o no pudieron.
Confluyeron para construir, aunque ni lo supieran, el Templo en el centro del mundo. Así sumándose, pudieron deshacer el tiempo y sus actos pequeños hasta transformarlo en la eternidad que es desde el principio.
Y lo sostuvo la Fuerza y lo coronó la Belleza porque lo inspiró la Sabiduría.
El universo tiene paciencia para recibir a quienes rinden su tiempo y su vida. Los rescata del olvido susurrándoles sus nombres verdaderos, recordándoles su promesa, que no puede ser incumplida, de volver a casa.
Tiene que esperar, y espera, la única respuesta posible. Secreta y sellada.---------------------------------------------------------------------------------------------
Normalmente voy al dojo deprisa y corriendo. Justo hasta un momento antes puede ser que esté planchando o dejando la cena hecha para después, terminando un documento o haciendo las últimas llamadas del día. Voy acelerada y espero, sin saberlo, que cuando entre al dojo el mundo quede suspendido en el silencio original. Así sucede aunque no haya guardado la forma debida: comer poco, evitar las bebidas excitantes, lavarme las manos, vestirme de silencio.
Suspender-me.