A escasas jornadas del Día Mundial del Cáncer de Mama, que se celebra el próximo 19 de octubre, varios especialistas del Grupo Hospital de Madrid encabezados por el Dr. Eduardo García Rico, jefe de la Unidad de Oncología del Hospital Universitario Madrid Torrelodones (HMT), ofrecieron la semana pasada una charla divulgativa sobre esta enfermedad, sus principales síntomas, tratamientos actuales y perspectivas de futuro.
En ella destacaron los avances que los datos de supervivencia han registrado en las últimas décadas gracias a las "técnicas de diagnóstico más precisas y a la mejora de los tratamientos, que ahora son menos agresivos y más ajustados al riesgo de la paciente", en palabras del Dr. García Rico. En concreto, a mediados del siglo pasado, la supervivencia a 10 años tras el diagnóstico de un cáncer de mama local era del 55 por ciento; hoy en día ya alcanza el 86 por ciento.
La dedicada al cáncer de mama es la tercera Jornada Sanitaria sobre Oncología que se celebra en el Centro Municipal de Servicios Sociales de Torrelodones en el marco de una iniciativa organizada por el Grupo HM y el Ayuntamiento de este municipio madrileño y consistente en la realización de una serie de charlas divulgativas dirigidas a la población general y encaminadas a fomentar entre ésta la educación sanitaria y resolver todas las dudas de los asistentes.
Las jornadas se inauguraron en junio con sendas sesiones sobre el melanoma y el cáncer de colon y finalizarán el próximo martes 19 de octubre, con la charla dedicada al cáncer de próstata (a las 19:00h en el citado Centro Municipal de Servicios Sociales de Torrelodones).
El cáncer de mama es una enfermedad genética, y en un 5% de los casos hereditaria, que constituye "un problema sanitario muy importante", ya que una de cada nueve mujeres lo habrá sufrido a los 85 años de edad, afirmó el jefe de la Unidad de Oncología del HMT, subrayando factores de riesgo tales como el tiempo de exposición a los estrógenos o la existencia previa de la enfermedad en la familia entre los elementos que aumentan las posibilidades de desarrollarlo.
No obstante, como puntualizó Áurea Esparza, psicooncóloga del HMT, tanto los factores de riesgo personales -genéticos, hormonales, enfermedades benignas de la mama o edad (la probabilidad aumenta con los años)- como los externos -dieta (los niveles bajos de fibra y altos de grasas animales aumentan el riesgo, así como el sedentarismo), tabaquismo y alcohol- "aumentan la posibilidad de tener un cáncer de mama, pero no determinan definitivamente la aparición de la enfermedad".
-El diagnóstico precoz, la mejor arma
Así, el diagnóstico precoz, formado por una serie de técnicas dirigidas a detectar el cáncer lo antes posible, antes incluso de la aparición de síntomas, se confirma como "la mejor arma disponible en la lucha contra esta neoplasia", añadió Esparza, siendo la autoexploración la primera y más elemental, pero no por ello menos importante, de ellas.
Tal y como explicó la psicooncóloga del HMT, para realizarla correctamente ha de hacerse "entre cuatro y cinco días después de que finalice la menstruación, y tras la menopausia se ha de elegir un día para realizarla cada mes", siempre utilizando las yemas de los tres dedos centrales y fijándose también en el aspecto de la piel (manchas, hundimientos en el seno…). Las formas de realizarla son varias, tanto con las dos manos (presionando ligeramente en las partes superiores e inferiores del seno) como con una (empleando el método en espiral, rejilla o en vertical), repitiendo la palpación en posición horizontal bocarriba y sin olvidar el pezón, por si hubiera alguna secreción, ni la axila.
Siendo necesaria, esta técnica no sustituye, sin embargo, a la mamografía -"hay lesiones que no son palpables", recuerda Esparza-, una técnica indolora y prácticamente inocua con la que puede llegar a detectarse el cáncer de mama hasta dos años antes de la aparición de síntomas, y para cuya realización existen criterios ya muy definidos.
El arsenal diagnóstico actualmente disponible se completa con otras técnicas como la ecografía mamaria y la resonancia magnética, pruebas que concluyen, si hay muy alta sospecha de neoplasia, en una biopsia, con la que se determinan los factores de riesgo tumorales que se añadiran a los factores propios del paciente, señaló el Dr. García Rico.
-Tendencia conservadora
Una vez diagnosticado, existen dos tipos de tratamientos, local, que se aplica exclusivamente donde está el cáncer (cirugía o radioterapia); y sistémico, cuando ya se ha producido la metástasis o como profilaxis (quimioterapia, hormonoterapia o anticuerpos monoclonales) en situaciones con riesgo alto; así como dos opciones, radical (mastectomía y vaciamiento axilar) y conservadora (extirpación del tumor y de una porción de tejido sano circundante), detalló por su parte la Dra. María Cabrera, ginecóloga del HMT.
La primera elección, en la enfermedad local, es la intervención quirúrgica y "actualmente se tiende a la opción conservadora" que, además, "es mucho más selectiva", continuó, destacando la importancia que para ello tiene la realización previa de la técnica de ganglio centinela, ya que el de mama es un tipo de cáncer que se desarrolla por vía linfática, por la que pasa a las axilas.
"Este tipo de cáncer suele arraigar en los conductos de la mama y parece que tiene mayor tendencia que otras neoplasias a metastatizar desde el principio", por lo que, aunque se puede producir la metástasis antes incluso de que la axila se afecte, "el conocimiento de ésta no sólo tiene un papel terapéutico, sino, generalmente, también pronóstico", e importante para determinar la necesidad y el tipo de tratamientos complementarios, afirmó el jefe del Servicio de Oncología del HMT.
-Importancia del ganglio centinela
Un abordaje que secundó también el Dr. Manuel Marcos Fernández, ginecólogo del HMT y del Hospital Universitario Madrid Montepríncipe, quien aseguró que "el objetivo actual del tratamiento quirúrgico del cáncer de mama es asegurar el mismo resultado con la menor agresión posible". De ahí que la linfadenectomía axilar sólo deba realizarse "si el ganglio centinela está afectado", añadió.
Para averiguarlo se utiliza un isótopo radioactivo con un marcador colorante, que se inyecta en el cáncer y queda atrapado en el primer ganglio que recibe la linfa del área donde se asienta el tumor primario, el ganglio centinela, que se localiza utilizando un detector de radioactividad. "El análisis del ganglio determinará si está afectado, y por lo tanto hay que hacer una linfadenectomía axilar para ver si también lo están el resto de ganglios, o si no lo está, en cuyo caso se finaliza la intervención", explicó.
Los expertos reunidos en esta jornada resolvieron también algunas dudas muy extendidas a nivel popular, como la utilidad diagnóstica de los marcadores tumorales, que el Dr. Marcos desestimó "porque son inespecíficos", o de la resonancia magnética, "muy útil cuando ya hay un diagnóstico pero absolutamente inútil en una mujer aún asintomática", en sus propias palabras.
Asimismo, aseguraron que pese a que tradicionalmente se ha difundido la idea de que la lactancia reduce el riesgo de desarrollar un cáncer de mama y la anticoncepción oral lo aumenta, "hoy en día no hay ningún estudio que demuestre ninguna de las dos cosas", como tampoco hay ningún ensayo que confirme el papel de los fitoestrógenos en relación con este tipo de neoplasia, a pesar de resultar útiles en el manejo de la menopausia.