El diagnóstico radiológico de los malos tratos

Por Pedsocial @Pedsocial

El inicio del mes de septiembre nos aporta nuevas e interesantes informaciones sobre el siempre peliagudo universo del diagnóstico preciso de los malos tratos a los menores.

Dos prestigiosas revistas norteamericanas: el American Journal of Roengenology y PEDIATRICS, el órgano oficial de la Academia Americana de Pediatria, incluyen en sus números de septiembre artículos relativos a las dificultades diagnóstica y las aportaciones de los nuevos métodos de diagnóstico por la imagen.

La Dra. Jannette Perez-Rossello, cuyos apellidos nos resultan muy próximos, junto con otros colegas del Children’s Hospital de Boston y la Harvard Medical School, aportan una revisión de casos de malos tratos evaluados mediante Resonancia Nuclear Magnética de todo el cuerpo (MRI-WB) en la que ponen de manifiesto que, mientras que la RNM no pone en evidencia fractura menores, sí que aporta información sobre tumefacciones de partes blandas que pueden ser cruciales en la detección de los abusos y malos tratos.

En PEDIATRICS aparece otro artículo, éste de Catherine Adamsbaum y colaboradores del Hospital Sant Vincent de París con uan excelente revisión de casos combianado la información clínica con el reconocimiento judicial por parte de los agresores, recalcando la importancia de completar las evaluaciones sobre todo en los casos de niños zarandeados violentamente (Shaken baby syndrome) y las subsiguientes lesiones intracraneales, sobre todo derrames subdurales, en coordinación con las autoridades judiciales.

Y otro más, de Joanne Wood del Children’s Hospital de Philadelphia, sobre las disparidades en el diagnóstico radiológico según se trate de pacientes que tengan cobertura sanitaria por un seguro comparados con los que no lo tienen. Esta peculiar situación de los Estados Unidos, al menos hasta que la iniciativa del presidente Obama cambie las cosas, determina que hasta ahora, se hagan más radiografías a los que no están asegurados (paga la beneficiencia) que no entre los asegurados (cuyas pólizas restringen el uso de métodos diagnósticos) resultando en un infradiagnóstico entre los más pudientes y, quizá, un sobrediagnóstico entre los menos favorecidos. (No me voy a privar de decir que a eso es a lo que nos puede llevar el traido y llevado copago).

La Academia Americana de Pediatria ya publicó el año pasado un amplio informe reclamando la máxima atención en la práctica de estudios de imagen en los niños sspechosos de ser víctimas de malos tratos.

Hay mucho camino que recorrer. Preocupan los casos consumados–muertos–en los que los estudios necrópsicos distan mucho de la precisión y calidad deseable.

Hay que seguir trabajando.

X. Allué (Editor)

(Nota: las referencias bibliográficas disponibles en la Internet aparecen enlazadas en color)