Desde hace poco más de un año venimos utilizando el diario reflexivo como instrumento de aprendizaje en el contexto del prácticum de Fisioterapia. Lo hacemos en colaboración de la profesora Gema Gallardo Sánchez, con quien compartimos labor docente en el Hospital Universitario de Fuenlabrada. Tras este tiempo nos vemos en disposición de hablar algo sobre nuestra experiencia.
El diario reflexivo es en esencia un diario con una finalidad de aprendizaje y evaluativa. Como otra suerte de diario podemos decir que es un relato encadenado, ordenado cronológicamente, de sucesos, hechos, pensamientos, reflexiones, opiniones, sugerencias, explicaciones o sentimientos experimentados, presenciados o vividos por su autor. Lo que le aporta su valor, más allá de un uso personal, es el carácter de reflexión sobre esa porción de la formación del profesional que es el prácticum, prácticas o educación clínica. Se pretende que el esfuerzo cognitivo para recordar, procesar, analizar y exponer de forma escrita sea una manera de aprender. Así se llega a un conocimiento basado en la reflexión sobre la reflexión en la acción, según el modelo propuesto por Donald Schön (1). Desde un punto de vista de proceso mental se trata de la metacognición, “el conocimiento que se posee sobre el propio conocimiento, el cuál, a su vez, se considera producto de la capacidad de la mente, de volverse sobre sí misma y analizar sus propios procesos de pensamiento y de conocimiento” (2).
Además de aprendizaje, como dijimos más arriba, el diario es un elemento de la evaluación. Evaluar con el fin de conocer el resultado de ese aprendizaje, no como conjunto de conocimientos adquiridos sino más del proceso y progreso del aprendizaje. Todo ello tomando como centro al propio alumno, autor y protagonista del diario. Otros colegas ya han hablado de todo esto en anterioridad (3, 4). Por eso no queremos entrar en más disquisiciones conceptuales. Sólo comentaremos nuestra experiencia como lector de los diarios de los alumnos y como autor circunstancial de un diario como profesor.
Lo más relevante para nosotros es destacar la excepcional herramienta que supone el diario. Con él tenemos información directa del estudiante sobre todas esas cuestiones apuntadas: opiniones, inquietudes, deseos, descubrimientos, sentimientos, aprendizajes, decepciones, sorpresas, ambiciones,…, expectativas. El formato es intencionadamente libre, dando únicamente unas pinceladas iniciales de lo que se pretende, lo que permite dar cabida a todo ello. La relación establecida en el prácticum entre profesor/tutor y alumno posibilita la retroinformación, la corrección y la orientación sobre el contenido del diario. El alumno expresa por escrito todo lo que su reflexión le suscita, el profesor/tutor reflexiona sobre lo que lee y lo comenta con el estudiante para afianzar, destacar, corregir, felicitar, reorientar, comentar, en un ejercicio de reflexión compartida. Es un juego en el que hay un aprendizaje bidireccional. Este es para nosotros el principal valor. Pero además, a pesar de que no constituye una obligación, nos muestra las actitudes del alumno, elemento clave de la evaluación del mismo. Y le obliga a ejercitar competencias transversales como el desarrollo de un talante crítico, el razonamiento o la capacidad de comunicación verbal y escrita. Hay que decir que, como se supondrá, el resultado de la evaluación de alumno, su nota de prácticum, está determinada por otros varios conceptos.
El modelo de diario reflexivo también es premeditadamente, para nosotros, versátil. Puede contener cualquier elemento que constate el quehacer del estudiante (imágenes, escalas de evaluación, valoraciones sobre pacientes, rutas de búsquedas en bases de datos, enlaces a sitios de internet, enlaces a vídeos, anexos con estos y otros contenidos,…). No obstante, siempre contiene la reflexión del estudiante más allá de una mera descripción de hechos. Si no es así se indica que el diario exige un esfuerzo cognitivo más rico y complejo que el simple relato. Se hace notar que hay un valor añadido en esta reflexión que la hace necesaria y, sobre todo, útil en su aprendizaje presente y futuro.
Se puede deducir que esta tarea origina una demanda de trabajo adicional al alumno. Así es, y así lo expresan en las conversaciones que tenemos con ellos. Es entonces cuando les recordamos la finalidad, el potencial de aprendizaje que nos ofrece y que en el prácticum la carga de créditos apoya e invita a este trabajo fuera del entorno clínico, pero referido al mismo. De igual manera supone una tarea para el profesor/tutor. En nuestro caso recibimos los diarios al final de cada una de las seis semanas de prácticum. Suelen contener de 6 a 12 páginas y, una vez leídos, se comparten las reflexiones relevantes con el estudiante, de forma oral y/o escrita. Creemos que este trabajo merece la pena, dadas las metas que se consiguen (5).
Como hemos dicho más arriba, nosotros también hemos elaborado un diario reflexivo fruto de la petición de una colega, pero en este caso sobre nuestra labor docente en el prácticum. Nos ha servido para constatar que la reflexión sirve para lo que venimos argumentando en estas líneas. Incita a plantear alternativas, replantearse lo hecho, dicho o pensado, cuestionarse procesos, justificarse, impulsar cambios, modificar actitudes. Asimismo, nos hemos dado cuenta del trabajo y el tiempo que supone, de la motivación necesaria para su factura.
En definitiva, por lo dicho hasta aquí, creemos en el diario reflexivo como un elemento de gran valor en la formación de los fisioterapeutas en el contexto del prácticum. Animamos a su uso en los entornos clínicos donde se forme en Fisioterapia, conscientes del esfuerzo que supone pero también de su contribución a una experiencia de aprendizaje más sólida, más abarcadora, más global y más enriquecedora.
Referencias
1. Medina Moya, JL. Práctica educativa y práctica de cuidados enfermeros desde una perspectiva reflexiva. En Revista de Enfermería. Número 15, abril 2002. En http://www.uclm.es/ab/enfermeria/revista/numero%2015/numero15/pr%E1ctica_educativa_y_pr%E1ctica_de.htm. Acceso 9 de diciembre de 2013.
2. Delval, J. El significado del desarrollo en los seres humanos. En Psicología del desarrollo I, pag. 28. Ed. UNED, Madrid 2010.
3. Gallardo Sánchez, G. Fin de curso. En Una fisioterapeuta ingenua, 13 de junio de 2013. En http://gemagallardo.es/fisioterapia/18-fin-de-curso. Acceso 10 de diciembre de 2013.
4. Lorza Blasco, G. El e-portfolio como instrumento de aprendizaje reflexivo. En El bloc de Fisioteràpia de la FUB. http://blocs.fub.edu/fisioterapiafub/2013/09/04/el-e-portfolio-como-instrumento-de-aprendizaje-reflexivo/. Acceso 10 de diciembre de 2013.
5. Moreno Preciado, M; Ruiz López, M. El diario reflexivo: herramienta pedagógica innovadora en las prácticas de enfermería. http://madrid.universidadeuropea.es/myfiles/pageposts/Memoria_1_premio.pdf. Acceso el 10 de diciembre de 2013.