Igual que en un ecosistema biológico existen procesos naturales, cliclos biológicos, un orden y jerarquía, los SI de información hospitalarios para su convivencia y supervivencia efectiva necesitan unos procesos de ordenamiento y normativa de convivencia.
Un modelo ideal de aplicaciones intrahospitalario sería el siguiente.
- Un repositorio único de datos clínicos; normalizados y estructurado en base a estándares. Dual, formado por un lado por datos y documentos y por otro imágenes, videos y gráficos.
- El core de la HCE alineada con el proceso asistencial en base a cuatro funcionalidades (editor, navegador, prescriptor y petitorio) que se personalizan en los escritorios de los profesionales y sus contextos de asistencia
- Un bus de servicios comunes, definidos en guías y procedimientos de interoperabilidad, basado en estándares que sirven de nexo de unión del core con:
- Las aplicaciones departamentaless de servicios centrales y específicos.
- Equipos electrométicos con aplicaciones específicas o la propia HCE.
- Servicios e infraestructuras comunes.
- Los servicios comunes, que pueden ser de nivel superior (regional, nacional, internacional) que aportan normativa y recursos de: terminologías, arquetipos, identificación de pacientes, identificación de profesionales, losg y auditorías, servicios de gestión de procesos clínicos, seguridad, aseguramiento y evidencias conocimiento clínico.
- Un nivel de investigación, indicadores y planificación sanitaria basado en un sistema de BI.
- Una capa de conexión externa con sistemas regionales y nacionales (HCDSNS) y de conexión en el paciente: Historia clínica del ciudadano.
Pero la tozuda realidad es otra y del mismo modo que el mejillón cebra invade los canales de riego del Ebro, la cotorra argentina los parques de las grandes ciudades, los sistemas de información relacionados con la asistencia de forma directa o indirecta, invaden lo ordenadores más insospechados del hospital. La forma de resolver el problema es disponer de normativa (si es posible de nivel superior ) que en forma de guías y procedimientos de interoperabilidad definan los requerientes tecnológicos, las funcionales de interoperabilidad, de normalización de contenidos, etc.
Pese a disponer de este modelo normativo (que no tenemos) es habitual que un profesional deba usar varias aplicaciones en su trabajo diario. Un hematólogo puede usar un programa de laboratorio de análisis clínicos, una aplicación de banco de sangre, otra de tratamiento de pacientes anticoagulados, un programa HCE y una intranet.