El edificio Yacobián (Marwan Hamed, 2.006)

Publicado el 08 marzo 2011 por Rugoleor @rugoleor

Título original: Omaret Yakobean

Título ingles: Yacoubian Building

Director: Marwan Hamed

Guionista: Wahid Hamid

Intérpretes: Adel Imam

  Nour El-Sherif

  Youssra

  Essad Youniss

  Ahmed Bedir

  Hend Sabri

  Khaled El Sawy

  Khaled Saleh

Productor: Imad Adeeb

Fotografía: Sameh Selim

Música: Khaled Hammad

Montaje: Khaled Marei

Nacionalidad: Egipto

Año: 2.006

Duración: 174 minutos

Edad: 13 años

Género: Drama

Distribuidora: Silenzio Films, S. L.

Estreno: 07-11-2.008

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Página WEB: Ficha completa en IMDb

  Ficha completa en FilmAffinity

  Web Oficial de la película en Francia

  Web Oficial de la distribuidora en España

  Tráiler de la película en YouTube

Calificación:

Crítica: 6,631 Espectadores: 7.432

Público: 6,797 Recaudación: 43.782,18 €

España:   Puntos (Popularidad): 0

Rugoleor:   Ratio de popularidad: 0,00%

Sinopsis:

Construido en 1.934 en una de las principales avenidas del Cairo, el Edificio Yacobián es al mismo tiempo una imagen representativa de los últimos setenta y cinco años de la historia de Egipto y una radiografía de la sociedad egipcia contemporánea. Cada piso parece representar un estrato de la sociedad y por la novela vemos desfilar a los habitantes más variopintos: aristócratas decadentes, hombres de negocios, políticos corruptos, pobres de solemnidad que ocupan la azotea del edificio, un escritor gay… Alaa Al Aswany ha reunido en su edificio un auténtico microcosmos de la sociedad de su país, lo cual le permite tratar temas candentes en un país lleno de contrastes, como la corrupción de las instituciones, la discriminación de la mujer o las dificultades de los jóvenes para ascender en la escala social.

El éxito internacional del best seller de Alâ al-Aswânî, publicado en España por Maeva, propició el estreno de esta ambiciosa adaptación, una de las pocas películas egipcias que han llegado en los últimos lustros a nuestras salas. Como en la novela, los variopintos inquilinos de un emblemático edificio sirven para radiografiar, a lo largo de casi tres horas, los diversos aspectos de la sociedad de El Cairo, subrayando sus fallos y carencias.

Crítica:

12.11.2008 – ANTON MERIKAETXEBARRIA

Vidas cruzadas en El Cairo

No es frecuente ver una película egipcia en nuestras pantallas, por lo cual “El edificio Yacobián” es una bienvenida excepción a esa regla. Basada en la novela homónima de Alaa Al Aswany, se centra en el microcosmos social de una ciudad como El Cairo, en la línea de las novelas del premio Nobel Naguib Mahfuz (‘Trilogía de El Cairo’), pero en tono menor. Vidas cruzadas de los inquilinos de un edificio representativo de esa gran ciudad, por el que desfilan pachás venidos a menos, prostitutas aprovechadas, funcionarios corruptos, muchachas con vocación europea, intrigantes coptos, ocultos homosexuales e incluso aspirantes a terroristas.

Filmado a la vieja usanza, el filme se mueve en los límites del melodrama un tanto trasnochado en su afán moralizante, que contrasta con el retrato que se hace del islamismo más radical. En ese sentido, es muy arriesgada la inclusión del sermón que lleva a cabo un imán, cuando exhorta a sus jóvenes feligreses a combatir la democracia que amenaza a la ‘umma’ (nación), abrazar la Ley Islámica (donde el concepto de injusticia es decisivo) y amar la ‘jihad’ (guerra santa).

Viñetas de la vida cotidiana cairota, escoradas al folletín más de la cuenta, pero que al menos tienen la virtud de describir un particular modo de vida, no tan diferente a la de cualquier ciudad europea actual, pero manteniendo su idiosincrasia, los conceptos propios de una visión del Corán (libro sagrado de los musulmanes, que contiene las revelaciones de Alá a Mahoma). Puesto que debemos tener en cuenta que en estos momentos se está librando una sorda batalla entre Occidente y movimientos radicales islámicos. No es una batalla por la supremacía mundial. Es una batalla por conquistar los corazones y las mentes. Y es una batalla que Occidente y los aliados del mundo musulmán están perdiendo.