Nunca es bueno emitir juicios acerca de una persona basándose en una primera impresión ya que desconocemos casi toda la información sobre ella. Pero no podemos negar que la primera impresión es una importante carta de presentación. Tan importante como que puede predisponer los acontecimientos posteriores. ¿Cómo? A esto es a lo que llamamos efecto halo.
¿Qué es el efecto halo?
Este término fue acuñado y probado empíricamente por Edward Thorndike (1874-1949) a principios del Siglo XX. Thorndike se dio cuenta de que al pedir a personas que emitieran calificativos sobre otras, éstos correlacionaban entre sí. ¿Qué quiere decir esto? Se tiende a valorar a las personas con rasgos del mismo nivel, es decir, la mayoría son positivos o negativos. Al parecer no se piensa en otras personas de forma variada, con características positivas y negativas, sino que se ve a cada persona “más o menos bien” o “más o menos mal” en todos los aspectos. Por lo tanto, si nos gusta una persona, tenderemos a calificarle con características favorables a pesar de no disponer de mucha información y viceversa.
E. Thorndike
Como era de esperar, el atractivo físico es la variable que más evoca el efecto halo. Por ejemplo, se suele atribuir más o menos éxito y un tipo de personalidad basándose sólo en este rasgo. El efecto halo podemos encontrarlo en política, en las aulas, en juicios o en marketing.
El efecto halo no es más que un sesgo cognitivo, ya que nuestra percepción se ve distorsionada al sólo atender a un rasgo y hacer una falsa interpretación del resto.
Un ejemplo de esto, y que casi todo el mundo conoce, es Susan Boyle. En su aparición en el programa de televisión “Britain’s Got Talent” en 2009, le preguntan cuál es su sueño y ella responde que ser una cantante profesional. En ese momento, una chica del público hace una mueca con la cara que parece decir… ¡Oh, qué locura! Seguramente, ella (y muchos otros de los presentes) ya había hecho su juicio pero… ¡sorpresa! Cuando empieza a cantar nadie se ríe, ya sólo pueden aplaudir.
¡Así que cuidado con el efecto halo, los prejuicios y los sesgos cognitivos!
Laura Sánchez