El ejercicio físico es una de las pautas del tratamiento integral recomendadas para el manejo de la fibromialgia por sus efectos beneficiosos en la función física, el dolor y el bienestar emocional. En estos pacientes debe incluirse de forma sistemática la actividad física en el plan terapéutico, para obtener el máximo beneficio.
El ejercicio tiene efecto analgésico por varios mecanismos, puede mejorar el bienestar de los pacientes al prevenir la hipoxia muscular, ayuda a reestablecer el sueño, desorden que juega un rol importante en la etiología de la fibromialgia, por lo que mejorar los trastornos del sueño contribuye a aliviar otros síntomas.
También produce un efecto positivo en algunos factores psicológicos como la ansiedad, la depresión y además, mejora la sensación de bienestar general.
Los programas de ejercicios usados en este tipo de pacientes han sido diversos como los aeróbicos, de fuerza, flexibilidad y en piscina, siendo más utilizados los ejercicios aeróbicos.
En el caso del ejercicio acuático las propiedades del agua hacen que este sea uno de los mejores ambientes para un programa de ejercicios. Se ha estudiado que tiene beneficios extra debido a los cambios en las propiedades biofísicas que facilitan la técnica como la flotabilidad, el gradiente de la presión hidrostática, la viscosidad, la temperatura del agua. La estimulación termal, táctil y la resistencia, pueden llevar a una mayor relajación, reducción de la sobrecarga articular, vasodilatación por calentamiento y analgesia. Se recomienda que el agua de la piscina este a una temperatura de más o menos 32º para que el paciente sienta mejoría.
Cuando el cuerpo se mueve debajo del agua causa turbulencia, esta genera una fuerza hidrodinámica que provoca resistencia a los movimientos corporales, lo que lleva a mejorar el tono muscular. Además, es posible realizar una gran cantidad de movimientos, permitiendo propiocepción, balance corporal, fuerza y ejercicios aeróbicos.
Se ha comprobado que este tipo de ejercicio mejora la capacidad cardiorrespiratoria, aumenta la funcionalidad mejorando la condición física del paciente, la fuerza muscular, disminuye el umbral del dolor, la depresión, la ansiedad, mejora la calidad del sueño y la función cognitiva, contribuyendo todos estos efectos a mejorar la calidad de vida.
Se ha determinado que a mayor frecuencia en la realización de ejercicios hay una tendencia a mejores efectos beneficiosos. Sin embargo, la frecuencia de tres veces por semana es suficiente para lograrlo.
Por todos los beneficios comprobados de los ejercicios acuáticos en la calidad de vida de los pacientes con fibromialgia, se recomienda como parte importante del tratamiento no farmacológico, aunque siempre deberá ser previamente consultando con el reumatólogo y el terapeuta de asistencia.
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