Andando por el mundo con una barriga de embarazada parece incentivar dos tipos de comentarios: hay personas que se sienten obligados a contarte sus historias de terror relativos al parto. Los demás coinciden en el hecho de que el embarazo es el mejor momento en la vida de una mujer.
"¿Verdad? ¿Verdad que te sientes maravillosa y que lo echarás mucho de menos?" Esta pregunta siempre viene acompañada de una mirada inquisitiva que solo permite una sola respuesta: por supuesto que daría todo para estar embarazada toda mi vida.
Excepto que no es verdad. Mi embarazo no es el mejor momento de mi vida. Dudo mucho que voy a echar de menos el peso de la barriga, el dolor de lumbares y la falta de aliento. La verdad es que me muero por tener mi cuerpo de vuelta, por correr y saltar por el bosque, por acompañar mi sushi con una copa de vino blanco y por atar mis propios zapatos.
Admito que soy una mujer egoísta y que no pienso aceptar el papel de madre abnegada que algunos parecen imaginar para mi futuro. Haré de mis hijos mi prioridad, pero no serán mi única prioridad, por muy poco popular que suene esta frase.
¿Qué es "lo mejor" que tanto recuerdan del embarazo?
Si mi calidad de vida se mediría en la consideración que se me demuestra en público (siempre hay un asiento libre, me abren las puertas, me atienden más rápida y con más amabilidad), quizás sí es lo mejor. Y aún así, no me convence: tengo la impresión de que es "lo mejor", porque ya se me felicita por cumplir con mi deber de mujer mientras aún no molesto a nadie con niños llorones, horarios inestables y lactancias en público. Aún puedo disfrutar de la maternidad en construcción sin vivir las desventajas que muchas mujeres descubren una vez que tienen hijos (empezando con el mercado laboral español).
Hay muchas formas en las que describiría la experiencia de estar embarazada, maneras que se acercan mucho más a mi realidad que lo del "mejor momento de mi vida". Es un milagro, un aprendizaje, un reto y una llamada a la acción. Y como con todos los retos, el aprendizaje conlleva sus dificultades.
Milagro, reto, aprendizaje, desarrollo personal
Ver como dos bebés crecen dentro de mi es ver un milagro. La capacidad de cambio del cuerpo es una pasada. A día de hoy, entrando en la semana 28 del embarazo, cada feto pesa aproximadamente 1 kg y ya tiene casi 40 cm. Siento las patadas (a veces bastante dolorosas) y las vueltas que dan dentro del útero. Sin embargo, este milagro no es gratuito: la digestión ya no es lo que era, la columna y los lumbares se quejan del peso extra, y me canso mucho más rápido. Quizás es la manera de la naturaleza de prepararme para el parto. Llegará el momento que querré que esto se acabe cuanto antes.
Y ahí entra la idea del reto y del aprendizaje que conlleva el embarazo. Mi cuerpo ya no puede con todo, así que le apoyo en lo que puedo: una faja que me ayuda a sostener el peso, visitas semanales al Flotarium para descomprimir la columna, caminatas lentas en lugar de carreras a todo gas.
No es solo mi cuerpo. Yo también estoy llegando a mis límites y estoy aprendiendo a pedir ayuda y a exigir que el día se adapte a mi, en vez de dar por hecho de que yo tenga que adaptarme al ritmo de los demás. Conduzco menos, hago la siesta cuando hace falta, amplío mi horario para hacer yoga y creo rutinas y procesos que facilitan el día a día - rutinas que más adelante me ayudarán cuando las peques están corriendo por aquí.
Y si solo tuvieras seis meses para...
Quizás este es la ventaja más grande del embarazo: te obliga a repensar tus rutinas, tus metas y tus objetivos. El embarazo tiene una fecha final definitiva. Todo lo que quiero organizar, planificar, escribir, crear, y preparar antes de que lleguen dos niños a mi rutina diaria lo tendré que terminar antes de enero. No es negociable. Es así y punto.
Esta fecha inmutable me ha ayudado mucho en definir mis prioridades, en avanzar cada día, aunque sea un poquito, en definir procesos que pueden funcionar aunque yo no esté doce horas al día revisando que todo vaya bien. Nunca he trabajado tan enfocado que durante estos meses; simplemente porque de repente hay una necesidad física de tenerlo todo listo en una fecha exacta.
Imagínate si solo tuvieras seis meses para terminar tu proyecto, para lanzar esta tienda, para escribir este libro, para organizar este event... ¿qué harías diferente? ¿En dónde enfocarías tu energía? ¿Cómo te organizarías?
Sí, es probable que tendrás que cambiar algunas prioridades, pedir ayuda a otras personas y organizarte con una agenda de verdad. Y probablemente tampoco será "la mejor época de tu vida". Aún así, el resultado valdrá la pena. Así que ponte un reto y combínalo con una fecha final. ¡Te sorprenderás de lo que eres capaz!