El escándalo de Agreal tiene demasiadas similitudes con el NO escándalo de Myolastan

Por Miguel @MiguelJaraBlog

Lo he comentado en el post Retirada del medicamento Myolastan: ¿nunca es tarde…?, no me deja tranquilo que Sanofi Aventis sea el fabricante del dañino Agreal y del recientemente retirado del mercado Myolastan. La Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) permitió su venta durante 22 años, Myolastan 46 años, desde 1967.

Pero la coincidencia del tetrazepam con el veralipride, ambos principios activos de Myolastan y Agreal respectivamente, no se restringe a que ambos productos tienen procedencia común en Sanofi Aventis. Se trata de dos fármacos con reacciones adversas neuropsiquiátricas.

Además, pueden interactuar y/o confundir interpretaciones sobre la causa, el curso de alteraciones mentales en las pacientes que simultáneamente o no, fueron expuestas a los dos fármacos o a polifarmacia, como suele ser el caso. Quien así me lo explica es Enrique Bitchatchi, médico que ha sido perito en algunos de los juicios celebrados por el escándalo Agreal.

“Había sido en efecto el caso de por lo menos una de las pacientes por quien emití opiniones de experto en los juicios de las víctimas del veralipride (Agreal). Obviamente todo el enfoque de la defensa (apuntalado con la cooperación de los ilustres profesores de conocidos centros de enseñanza y pagados por Sanofi Aventis para dar testimonio) omitía el problema de las interacciones o el de la confusión diagnóstica generada, etc”.

Este profesional continúa con su claro testimonio:

“Me temo, por lo que quedó escrito en los veredictos que más de una vez consiguieron efectivamente enredar a los y las jueces… El paupérrimo registro clínico-terapéutico o las más de las veces, la ausencia absoluta de registros en los historiales terapéuticos de las pacientes, en general concurrieron con peso EN CONTRA de las víctimas y no al contrario. No conozco de ningún médico ni a ninguno de sus empleadores que se haya llamado siquiera a orden a tanta falta de documentación en torno a esas pacientes con años y años de seguimientos en sendos institutos de atención públicos y privados“.

Otro elemento no menos crítico tras toda esta materia yace en el becerro de oro utilizado como referencia taxativa: el Manual de Diagnóstico y Tratamiento de las enfermedades mentales, el polémico DSM. Conflictos de intereses en su redacción aparte, la “biblia” de la psiquiatría se muestra obtusa en su ENFOQUE UNICAUSAL de los supuestos desórdenes mentales que describe (véase en la caracterización de los síndromes psicopatológicos relativos a reacciones adversas de sustancias tóxicas, incluyendo fármacos psicotrópicos como los que nos ocupan).

El manual se presenta abstracto y enajenado de la complejidad de los pacientes REALES por lo común caóticamente tratados desde unos proveedores de servicios médicos también cada vez más alienados de la medicina ética.

“Encontré durante los juicios que sistemáticamente el DSM se aprovechaba hasta el abuso a los servicios de la defensa y protección de la Industria. Oh sorpresa!, una vez más, a través de la boca de profesores y formadores de nuevas generaciones de terapeutas y médicos. El ciclo se cierra”.

Estos días en el Bufete Almodóvar & Jararevisamos casos de afectadas por Agreal, ¡ocho años después de su retirada del mercado! Seguiremos publicando sobre las coincidencias macabras entre estos dos medicamentos mortales y retirados muchos años después de su venta. Por supuesto, vamos a ofrecer con pelos y señales cómo se han desarrollado los juicios celebrados hasta la fecha por Agreal (lo que narra Bitchatchi sobre los peritos utilizados por Sanofi Aventis es cierto y está documentado. Y los que están por venir.