El espíritu de Rothamsted

Por Jmmulet
Estamos a principios Otoño, época de vendimia y de recoger la mies. La semana pasada en Inglaterra se cosechó un campo de trigo muy, muy especial. Como un embarazo de alto riesgo haber conseguido llevar a término la cosecha despertó un clima de euforia entre los ¿agricultores?, no, entre los científicos, puesto que era un campo experimental de trigo transgénico donde se intentaba crear una nueva variedad resistente a los áfidos sin necesidad de insecticida, es decir, una variedad mejor para el medio ambiente. Este campo experimental, de los pocos que hay en Europa dedicados al trigo depende del Rothamstead research, uno de los centros más antiguos de investigación agrícola en Europa.

En mayo el grupo ecologista/integrista "Take the flour back"  organizó una movilización en la que públicamente anunciaron que iban a destrozar el campo experimental. Este anuncio tuvo el aberrante apoyo de algunos miembros del partido verde británico, como la concejal de Londres Jenny Jones. Ante este anunció los científicos de Rothamsted optaron por lanzar la campaña #dontdestroyresearch, grabar un vídeo y dar todo tipo de explicaciones sobre el experimento que iban a hacer, por qué era importante y las consecuencias personales y económicas que tendría su destrucción. Así mismo lanzaron un manifiesto, que contó con más de 6000 adhesiones.  Por su parte, la convocatoria de "Take the flour back" fue un auténtico pinchazo. Lo que pretendía ser una convocatoria a nivel europeo se quedó en un pinchazo. Solo unas 120 personas, que se juntaron y fueron de picnic bajo la atenta vigilancia de los científicos y miembros de seguridad y luego se fueron por donde habían venido. El experimento siguió su curso ante el fracaso total de los pseudoecologistas. Unos días antes alguien quiso tomarse la justicia por su mano y asalto el campo. Por suerte solo provocó daños menores que no pusieron el experimento en riesgo. El gesto heroico de Hector Christie (que así se llama el individuo) se saldó con una detención, una multa y hacerse cargo de los daños, así que la fiesta le salió por 4300 libras. Hay que destacar que una de las primeras propuestas de los científicos fue proponer un debate abierto con algún representante de "Take the Flour Back", pero se negaron, evidenciando su falta de argumentos. Por cierto, los supuestos ecologistas españoles utilizan la misma táctica y he sufrido personalmente más de una cancelación de última hora cuando había organizado algún debate sobre transgénicos o alimentación ecológica. La falta de argumentos sólidos es lo que tiene. Aquí podéis encontrar una cronología de los acontecimientos.



Muchos grupos han protagonizado actos vandálicos contra campos experimentales en el pasado, De hecho acaba de salir un artículo de investigación reseñando esos casos y ha contabilizado 80, la mayoría en Alemania, Suiza, Francia y Gran Bretaña. ¿A que se debe este fracaso? ¿Es el principio del fin de la irracionalidad? Yo no sería tan optimista. Supongo que han influido varios factores. Para empezar cada vez se llevan a cabo menos estudios experimentales de campo en Europa, ya que las protestas han hecho trasladar la mayoría a Estados Unidos o a Asia, con la consiguiente pérdida de puestos de trabajo y de potencial tecnológico. De hecho en España los últimos destrozos, vergonzosamente reivindicados por "Ecologistas en Acción" fueron sobre campos convencionales por equivocación. Y no hay noticias de que este verano se haya producido ningún ataque a pesar que muchas organizaciones pseudoecologistas siguen publicando el listado de campos experimentales, es decir, de cara apuntan, y de espaldas disparan. Otro argumento de peso es la crisis económica. Con la barriga vacía nadie se preocupa por el medio ambiente. Muchísima gente que en época de bonanza económica hubiera cogido alegremente el tren y el bate de baseball para destrozar transgénicos hoy simplemente no se lo pueden permitir, o están más interesados en ir a manifestación contra los recortes o para defender su puesto de trabajo. La crisis económica también se está dejando notar en todo y seguro que las organizaciones ecologistas (las serias y las que viven del cuento) también lo han notado. Ya escribí hace tiempo que la asociación Verde-Izquierda es un matrimonio de conveniencia muy reciente. Los orígenes del movimento verde no están en la lucha de clases ni en las reivindicaciones obreras (¿hay algún escrito de Marx o de Engels en el que se hable de la protección del medio ambiente o de la naturaleza?)  sino en la aristocracia ansiosa de defender sus privilegios y sus cotos de caza frente a la burguesía urbana y sino que se lo pregunten a WWF. 



Pero bueno, dentro de la gran derrota de la biotecnología en Europa, alegrémonos que el experimento de Rothamsted haya llegado a buen fin y haya servido para exponer ante la opinión pública la absoluta falta de argumentos y la irracionalidad del movimiento antitransgénico. Ojalá este espíritu de Rothamsted y la victoria de la ciencia sobre el pensamiento irracional y la violencia se extienda por Europa.


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