El estado del bienestar

Por Gonzalo

El “Estado del bienestar” (EB) proporciona a toda la población, o a una parte sustancial de ella (según el tipo de EB de que se trate, cuyo ámbito de protección va del universal, que es generalizado, al residual, que beneficia sólo a los más desfavorecidos), la satisfacción de necesidades fundamentales: asistencia médico-sanitaria, enseñanza, subsidios de paro, enfermedad o invalidez, pensiones de vejez y otras prestaciones en especie o en dinero para cubrir otras eventualidades de la vida. Por su misma naturaleza, supone definiciones sociales de las necesidades satisfechas, y, lo que es más importante aún, la proclamación de derechos sociales que el Estado del Bienestar hace efectivos de manera real (frente a la beneficencia o caridad, que no implica derechos de los destinatarios de las ayudas, sino discrecionalidad de quienes las dan).

En su esquema teórico el EB comporta una redistribución de la riqueza. Las personas pagan sus impuestos y cotizaciones en función de sus ingresos o su patrimonio, y a menudo de manera más que proporcional (con la progresividad fiscal las franjas de ingreso más altas están sujetas a tipos impositivos más altos que las de ingresos más bajos, para acentuar aún más la redistribución a favor de los más pobres).

El Estado del Bienestar no sólo  ha respetado las relaciones capitalistas de producción en todos los países en que se ha implantado, sino que ha funcionado como volante de seguridad para evitar fracturas sociales graves al proporcionar a toda la ciudadanía un bienestar y una seguridad que han desactivado toda pretensión revolucionaria de subvertir el orden social. De hecho, el Estado del Bienestar ha constituido una contrapartida fundamental para lograr que la población aceptase ese orden, y es la base del pacto social que ha hecho posible la continuidad del capitalismo. No obstante, sería un error ver en el Estado del Bienestar sólo un mecanismo del pacto social interclasista que ha imperado en Occidente. El Estado del Bienestar es también otra cosa: quiebra el principio liberal individualista y el imperio del libre mercado y acepta que ciertas necesidades básicas deben satisfacerse al margen del mercado, mediante políticas redistributivas igualitarias según el principio socialista de satisfacción de las necesidades y no según el principio liberal individualista de compraventa de los satisfactores. El enfermo que es objeto de atenciones médicas de un sistema público de salud recibe según sus necesidades; el sistema se financia con aportaciones contributivas más o menos proporcionales a los ingresos de todos y cada uno. Un sistema público de salud integral y justo responde al criterio de distribución comunista: de cada cual según sus capacidades, a cada cual según sus necesidades. Esto ocurre – a modo de enclave excepcional- en contextos sociales dominados por las reglas del capitalismo: esta anomalía se explica porque el Estado del Bienestar suscita un consenso muy amplio de la población (hoy fuertemente discutido por la presión neoliberal). El Estado del Bienestar, con sus mecanismos redistributivos, es una de las realizaciones de mayor envergadura y más logradas de satisfacción igualitaria de necesidades ajena al mercado.

Fuente: MEJOR CON MENOS  (JOAQUIN SEMPERE)