Pues el "este que ma gustao" ha estado dando vueltas por la mesa del taller una buena temporada, en busca de inspiración.... ¡Y entonces nos vino una idea veraniega y frugal!
Una sola mano de pintura a la tiza verde hoja combinado con rosa empolvado nos permitió que, tras un buen lijado, nuestro cacharro adquiriera, más aún si cabe, un aspecto rústico en contraste con el uso que vamos a darle.
Por supuesto, mantuvimos la etiqueta original a la vista, protegida por un par de manos de barniz.
Y son los rigores del calor del verano sevillano que estamos padeciendo los que nos inspiraron. No hay mujer (y cada vez más hombres) que en esta ciudad no tenga en el abanico, su complemento "aliviador" más preciado. De hecho, solemos coleccionarlos, y nos gusta coordinarlos con nuestra forma de vestir. Por eso, nuestra canastilla para abanicos, como así la hemos finalmente bautizado, nos pareció perfecta para almacenarlos a la vista, muy decorativamente, y poder así elegir el que más nos vaya con el modelito en cuestión.
¿Cómo lo veis? A nosotras nos ha encantado, para qué mentir. Una idea estival para participar en el Reto cuatro estaciones de Inmaculada Frias, y sencilla y rápida para acudir de nuevo al Finde frugal de Marcela.