El estreñimiento infantil

Por Suplments @suplments

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Se habla de estreñimiento cuando hay una escasez de deposiciones (menos de tres veces por semana) o bien a la dificultad para lograr la evacuación de las heces, que son duras y poco lubricadas.

En los niños se considera que están estreñidos cuando hay una escasez de deposiciones y también cuando lo hacen con molestias, dolor o las heces son duras.

El estreñimiento es un problema muy común en la infancia, afectando a entre el 10 y 30% de los niños de nuestro entorno.

En la mayoría de los casos, el estreñimiento no está producido por ninguna enfermedad específica, sino que se debe a un lento funcionamiento del intestino provocado por una dieta inadecuada y hábitos incorrectos. Los cambios en la rutina diaria del niño como viajes, acontecimientos familiares traumáticos, cambio de casa, enfermedades, etc, puede hacer que se reduzca la frecuencia de las deposiciones, acumulándose la heces en los tramos finales del intestino, donde se van haciendo más duras y secas, de manera que la defecación se hace cada vez más incómoda y finalmente causa dolor. Si el niño asocia la defecación al dolor puede llegar a desarrollar estreñimiento crónico.

Hay un conjunto de síntomas que son indicativos de que el niño está estreñido:

· Dolor abdominal frecuentemente

· Inapetencia y malestar general

· Evacuaciones poco frecuentes (una vez cada 3 o 7 días)

· Heces duras, como pequeñas bolas, que provocan dolor al expulsarlas

· Cansancio y apatía frente a la actividad física

Para prevenir y tratar el estreñimiento infantil son tan importantes los hábitos higiénicos como la alimentación y la actividad física. Si el niño ya usa solo el váter, se le ha de motivar a que se siente durante unos 10 minutos, un par de veces al día, hasta conseguir la deposición. Es ideal hacerlo tras alguna de las comidas principales, ya que el “reflejo gastrocólico” estimula la evacuación intestinal tras la comida. Si no le llegan los pies al suelo, se le puede poner un taburete debajo de los pies de manera que las rodillas estén más altas que las caderas, postura que favorece la expulsión de las heces y la relajación de los músculos del abdomen.

Se ha de enseñar al niño a que no aguante las ganas de ir al baño cuando sienta necesidad y a que se limpie bien después de cada deposición o si ha manchado la ropa por accidente. De esta manera se previenen irritaciones y con ello el estreñimiento, ya que si el niño siente dolor por la irritación al defecar, tenderá a contener las ganas de evacuar.

La actividad física moderada ayuda al movimiento intestinal. Se ha de estimular al niño a que participe en juegos activos y practique algún tipo de deporte, adecuado a sus capacidades.

En cuanto a los hábitos dietéticos, es muy importante que el niño esté bien hidratado, bebiendo agua y zumos de fruta naturales. Los de manzana, cereza, ciruela, uva o pera están especialmente indicados en estos casos. No se recomiendan los zumos a base de concentrados o con aditivos o azúcares, ya que aumentan la flatulencia y el dolor abdominal.

Una dieta equilibrada, rica en frutas y verduras, y los productos a base de cereales integrales favorece la formación de las heces, su tránsito por el intestino y su fácil evacuación.

Las legumbres y los frutos secos también aportan mucha fibra, además de importantes nutrientes para el desarrollo físico y mental del niño, como proteínas y Omega-3.

Si el niño tiene tendencia al estreñimiento se deben limitar en su dieta los alimentos astringentes, como las patatas, plátanos, arroz, y alimentos ricos en azúcares, como las golosinas y chocolates. También se debe limitar el consumo de leche y productos lácteos a un máximo de 500 ml (2 vasos) al día, ya que en algunos niños la lactosa produce estreñimiento. Se pueden sustituir por productos derivados de la soja o de la avena.

En el caso de estreñimiento recurrente, puede ser favorable reforzar la flora intestinal del niño con un suplemento probiótico, que además le ayudará a reforzar sus defensas, o administrar fibra soluble no irritante, como los fructooligosacáridos (FOS).