El estrés y la ansiedad empeoran la dermatitis atópica

Por Suplments @suplments

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En los últimos años, los casos de dermatitis atópica se multiplican a un ritmo igual de acelerado que nuestro día a día. Esta afección de la piel, que afecta tanto a niños como a adultos, se caracteriza por la aparición erupciones que causan picor y con tendencia a la descamación.

Síntomas característicos de la dermatitis atópica son la piel seca, escamosa y enrojecida con picor y escozor. Si no se trata, puede evolucionar el daño cutáneo y formarse ampollas supurantes y costras o, por causa del picor y el continuo rascado producirse lesiones profundas en la piel.

No se puede establecer una causa concreta que provoque la dermatitis atópica. Suele haber una predisposición hereditaria, es decir, antecedentes de familiares con dermatitis atópica, que se suman a otros factores que son los que provocan finalmente su aparición y/o el empeoramiento de los síntomas en determinadas circunstancias, como son las alergias y el asma, los resfriados y gripes, la falta de hidratación de la piel, los cambios bruscos de temperatura, el exceso de limpieza, el uso de productos químicos agresivos para la piel (jabones sintéticos, tintes para el cabello y cuerpo, maquillaje de baja calidad) y los estados de estrés prolongados.

Los cambios ambientales que se han experimentado en los países desarrollados durante las última décadas han influido notablemente en el incremento de los casos de dermatitis atópica, sumado a la tensión nerviosa que provoca el ritmo acelerado de vida de la sociedad actual. El estado psicológico se refleja en la salud, y donde es más evidente es en el estado de la piel, y está científicamente confirmado que los síntomas de la dermatitis atópica empeoran cuando se atraviesa por una situación de estrés y ansiedad.

Los propios síntomas de la dermatitis atópica también contribuyen a empeorar el estado emocional, ya que la continua sensación de picor crea intranquilidad y malestar, y además suele aumentar por la noche, impidiendo descansar adecuadamente.

Todavía son demasiados los casos de dermatitis atópica que no son correctamente diagnosticados hasta que no llegan a una fase avanzada. Su diagnóstico en un estado basal puede ser de gran ayuda para que se adopten las medidas preventivas, tanto en el cuidado físico como emocional, para evitar llegar a estados avanzados, en los que la propia sintomatología retro-alimenta la gravedad de la afección.

Para que no empeoren los síntomas de la dermatitis atópica, se recomienda vigilar mucho la alimentación. Se han de evitar los alimentos alergénicos, como son las nueces, tomate, chocolate, mariscos, cacahuetes y fresas, que pueden favorecer los brotes de dermatitis.

También el estado nutricional es muy importante para la salud de piel, por lo que es muy recomendable tomar a diario un multinutriente, que incluya vitaminas, minerales y antioxidantes.

Los aceites ricos en ácidos grasos esenciales (Omega-6 y Omega-3), como los de Onagra (también llamada Prímula) o Borraja, en forma de perlas o cápsulas, suelen resultar muy beneficiosos para tratar y prevenir la dermatitis atópica tanto en adultos como en niños.

Por vía tópica, que es la que más se emplea para el tratamiento de la dermatitis, solo se alivia el malestar cutáneo y tratan las lesiones de la piel, no la causa de base. La flor de Caléndula tiene efecto antiinflamatorio y calmante en caso de picor, el gel de Aloe vera tiene poder antiséptico y antiinflamatorio, y la Avena y la Manzanilla alivian el picor.

Debido al componente psicológico de muchos casos de dermatitis atópica también puede ser interesante valorar el uso de suplementos naturales y/o fitoterapia que ayude a la recuperación de las situaciones de estrés, a calmar los estados de ansiedad y nerviosismo y que ayude a conciliar el sueño, como la Valeriana, el GABA o la L-Teanina. También se pueden encontrar fórmulas que combinan varios ingredientes naturales destinados a este fin.