Te pedimos que no nos falten nunca libros como este, por favor, llenos de verdad y de palabras que nos cuesta pronunciar, de situaciones incómodas y de infancias tronchadas entre silencios, fichas de editoriales que manipulan el sector educativo y rutinas que poco tienen que ver con el aprendizaje, mas bien con la mansedumbre y la costumbre.
Líbranos de hacerle daño a los niños, cuando sabemos que son lo más frágil del mundo y que ven a través de nuestros ojos, aprenden con nuestras palabras y desaprenden con nuestros gritos y zarandeos, apártalos de todo lo establecido y déjalos crecer en libertad y en creatividad, en su propio ritmo sin tener que adaptarse incluso antes de reconocerla a la marcha militar.
No nos dejes creernos que esto, los trabajos de mierda en el Telepizza por 8 euros/hora o las prácticas laborales en un ambiente de ninguneo, son todo lo que le espera a la generación que venga. No permitas que caigan en la tentación de conformarse y seguir los patrones porque no merece la pena cambiarlos, las mujeres faldas cortas y te invito a una copa y te puedo hacer todo lo que quieras y la culpa acaba siendo tuya porque no sabías que podáis permitirte hacer las cosas de otra manera.
Amén.